domingo, 5 de enero de 2014

Un regalo navideño tardío






MIAMI – No se puede culpar esta vez al servicio postal. El 28 de diciembre, un número de 1,3 millones de trabajadores norteamericanos recibió un regalo navideño tardío de manos del gobierno federal. Sus beneficios de desempleo fueron eliminados. Scrooge no pudo hacerlo mejor.

¿Quién es esta gente? Son desempleados a largo plazo que han estado buscando sin éxito un empleo durante más de seis meses. Son, en otras palabras, los más desafortunados y los más desesperados entre los muchos millones de trabajadores que aún están sin empleo, principalmente debido a la implosión financiera de 2008 y la recuperación en cámara lenta de los últimos cuatro años.

La mayoría de ellos ha hecho todo lo imaginable por encontrar empleo, ha enviado cientos o miles de currículos por todas las vías; algunos incluso se han mudado para otra parte del país. Y eso fue antes de que se eliminaran los beneficios. A la pérdida de sus ingresos respondieron empeñando sus joyas, pidiendo préstamos a familiares y amigos y, en algunos casos, se han mudado con ellos. Y eso fue antes de que su magra compensación por desempleo fuera eliminada. Ahora están considerando medidas más drásticas, como vender su auto, sin el cual no serían capaces de retener un empleo en esta sociedad carente de transporte público.

Seis meses es demasiado tiempo para estar sin trabajo. Es un desastre en especial en este país, donde la red de seguridad social está hecha trizas y donde una alta proporción de la población vive apenas de su salario. Los desempleados a largo plazo a menudo son personas que vivían al borde del precipicio, incluso cuando tenían trabajo y los cuales, no es una sorpresa, a menudo tenían una tasa negativa de ahorros. Sus gastos mensuales excedían sus ingresos, y salvaban la diferencia hundiéndose en la deuda.

Toda esta debacle comenzó porque los republicanos en el Congreso forzaron a los demócratas y al presidente, a punta de pistola o de su equivalente político, eliminando fondos y cerrando a todo el gobierno, a aceptar a lanzar bajo un autobús a los desempleados a largo plazo.

Sin dudas habrá algunas almas especialmente heridas que, debido a esta medida, se lanzarán literalmente delante de un tren o se volarán la cabeza o la de otra persona. No es difícil comprender cuando uno considera las posibilidades. Los desempleados a largo plazo tienen la menor posibilidad de ser contratados, un mero 15 por ciento. Lo que se le ha hecho a estos conciudadanos se llama violencia institucionalizada. Y la violencia genera violencia.

Aunque las filas de los desempleados a largo plazo incluyen a personas de todas las razas, edades y nivel educativo, las víctimas de esta cruel política son desproporcionalmente personas a las que se les dificulta encontrar empleo incluso en una economía normal: personas de edad, los menos instruidos, latinos y, en especial, los negros. Los republicanos tienen un umbral de dolor impresionantemente alto, es decir, para el dolor de otras personas, en especial si no son parte de su base. Naturalmente, los negros, los cuales por buenas razones son una proporción infinitesimal de la base del PIB, reciben el tratamiento más duro.

En una entrevista reciente con Bill Moyers, el autor Thomas Cahill, quien ha escrito un número de notables obras históricas, incluyendo De cómo los irlandeses salvaron a la civilización, dijo que según su opinión solo hay dos partidos en la historia: el partido de la bondad y el partido de la crueldad, Aunque los republicanos no están en la misma liga que la Alemania de Hitler, la URSS de Stalin, la China de Mao o la Suiza de Calvino, cuando se trata de crueldad ellos son con mucho los líderes en esta categoría entre los principales partidos de los estados democráticos desarrollados de la actualidad. Es una distinción condenatoria.

En una entrevista con el mismo periodista, el poeta norteamericano Phillip Levine, quien ascendió desde los sucios pisos de las fábricas y talleres del una vez industrial Detroit hasta ganar el Premio Nacional del Libro, reflexionó acerca de los variados estados de ánimo que le inspiran su poesía. Entre ellos está la ira. “¿Qué es lo que más le disgusta?”, preguntó Moyers. “La crueldad del capitalismo y del racismo norteamericanos”, respondió Levine después de una larga y triste pausa.

Con la eliminación la semana pasada de los beneficios a los desempleados a largo plazo, esas cualidades que hacen que Levine se enfurezca se revelaron en toda su desnudez para que todo el mundo lo viera. Es hora, es hora desde hace mucho tiempo, de que nosotros nos enfurezcamos también y, más importante aún, canalicemos esa ira en acción que pongan el temor a Dios en esos fríos y crueles corazones.

El desempleo hoy en Estados Unidos.
Gráficos tomados de Mother Jones





Fuente: http://progresosemanal.us/20140102/un-regalo-navideno-tardio/

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