Los idiotas repúblicanos pagan más por seguros médicos privados de lo que pagarían con seguros públicos. Hay que ser idiota y republicano para defender algo que te sale más caro y no es más eficaz. Blasapisguncuevas.
El primero de enero de 2014 entra en vigor en los Estados Unidos
una ley que fue firmada por el Presidente Barack Obama el 23 de marzo de
2010. El nombre oficial de la ley
es The Patient Protection and
Affordable Care Act, conocida popularmente por Obamacare y que es, nada más y
nada menos, que una ley para la reforma de los cuidados de salud.
Esta ha sido una de las más controversiales leyes que se ha legislado en este país. Hasta la misma Corte Suprema de Justicia, hace un año, tuvo que declararla constitucional, después que los oponentes de la misma la llevaron a juicio de la Corte. Cualquiera podría preguntarse el por qué una ley que trata de reformar para bien el sistema de cuidado de salud de un país puede generar tanta controversia. Bueno, muy sencillo, porque a la mayoría de los norteamericanos no le gusta que el gobierno intervenga en un asunto tan privado como es la salud personal y porque la derecha de este país no soporta la idea de que el Estado pueda regular a los ciudadanos. Desde hace años, diferentes gobiernos han intentado resolver el desastre que aquí representa el cuidado de la salud. William Clinton fue el último que lo intentó y tuvo que desistir de su empeño. La realidad es que, hasta este momento, las compañías de seguro de la salud han campeado por su respeto y han hecho lo que les ha dado la gana sin que el Estado interviniera en favor de los asegurados y la realidad también es que más de 44 millones de ciudadanos no tienen ningún seguro médico, lo que ha creado un verdadero caos en los centros de emergencia de los hospitales a donde acuden cuando no les queda más remedio. La ley firmada por Obama intenta poner coto a esa realidad ayudando con subvención monetaria a los ciudadanos de bajos recursos para que compren el seguro médico, obligando a las compañías de seguro a que no le puedan cancelar la póliza a una persona enferma y que además a que tengan que aceptar a cualquiera que padezca de cualquier condición negativa de salud. Eso último es muy importante, ya que, en la actualidad, estas grandes corporaciones se pueden dar el gusto de no asegurar a cualquier persona que tenga una enfermedad.
Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.
Esta ha sido una de las más controversiales leyes que se ha legislado en este país. Hasta la misma Corte Suprema de Justicia, hace un año, tuvo que declararla constitucional, después que los oponentes de la misma la llevaron a juicio de la Corte. Cualquiera podría preguntarse el por qué una ley que trata de reformar para bien el sistema de cuidado de salud de un país puede generar tanta controversia. Bueno, muy sencillo, porque a la mayoría de los norteamericanos no le gusta que el gobierno intervenga en un asunto tan privado como es la salud personal y porque la derecha de este país no soporta la idea de que el Estado pueda regular a los ciudadanos. Desde hace años, diferentes gobiernos han intentado resolver el desastre que aquí representa el cuidado de la salud. William Clinton fue el último que lo intentó y tuvo que desistir de su empeño. La realidad es que, hasta este momento, las compañías de seguro de la salud han campeado por su respeto y han hecho lo que les ha dado la gana sin que el Estado interviniera en favor de los asegurados y la realidad también es que más de 44 millones de ciudadanos no tienen ningún seguro médico, lo que ha creado un verdadero caos en los centros de emergencia de los hospitales a donde acuden cuando no les queda más remedio. La ley firmada por Obama intenta poner coto a esa realidad ayudando con subvención monetaria a los ciudadanos de bajos recursos para que compren el seguro médico, obligando a las compañías de seguro a que no le puedan cancelar la póliza a una persona enferma y que además a que tengan que aceptar a cualquiera que padezca de cualquier condición negativa de salud. Eso último es muy importante, ya que, en la actualidad, estas grandes corporaciones se pueden dar el gusto de no asegurar a cualquier persona que tenga una enfermedad.
De ahora en adelante, las personas podrán ir a ver al médico
directamente en su consulta y no solamente por las salas de emergencia de los
hospitales, lo que, además de ahorrar millones de dólares al Estado que es el
que le paga a esas instituciones por atender a esos pacientes, sirve para prever
enfermedades que, diagnosticadas a tiempo, pueden ser curadas sin tener que ser
ingresados. Para los cubanos que
pueden ver al médico las veces que sea necesario e ingresar a un hospital cuando
lo necesitan, todo esto les debe de lucir como algo de otro
mundo.
El Obamacare requiere que todos los ciudadanos del país tengan
seguro de salud, ya sea privado, estatal o federal. En el 2014, la persona que no tenga
seguro médico tendrá que pagar una multa equivalente al 1% de su ingreso y al
2.5% en el 2016. Esta multa no se
aplicará a las personas que ganen más de 200 mil dólares al año o más de 250 mil
por familia.
El
Obamacare requiere que las compañías de seguro médico le brinden a sus
asegurados por lo menos 10 servicios básicos, de modo que el acceso al cuidado de la salud de los ciudadanos no siga estando en
manos de los caprichos de las grandes corporaciones tal como están en este
momento.
Los enemigos de esta ley, al ver que su puesta en práctica es inminente,
están dando su batalla en el Congreso para impedir su implantación. Los
congresistas de la Cámara de Representantes, donde los enemigos del Presidente
Obama son mayoría, han llegado hasta el punto de legislar para negarle los
fondos necesarios al Estado, y en el Senado, donde son minoría, un payaso
Senador, de origen cubano, se pasó 21 horas y 10 minutos hablando sin parar, sin
tan siquiera ir al baño a hacer sus necesidades, para tratar de boicotear la
versión en donde sí se aprobaban esos fondos. Menos mal que lo único que consiguió el
caballero, aparte de demorar la votación por ese espacio de tiempo, fue
demostrar que tiene una buena salud urinaria e
intestinal.
De una u otra forma, el Obamacare, que es ley, será
implementado el primero de enero de 2014, no importando todos los recursos,
tanto legales como legislativos, a que esta derecha reaccionaria y cavernícola
acuda, incluyendo la de no orinar por más de 21 horas
seguidas.
Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.
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