martes, 18 de junio de 2013

Teoría, ideología y realidad

El dogmatismo estéril se empeña en sustituir vanamente la realidad por fórmulas ideológicas, que no llegan a tener rango de Teoría, en vez de esforzarse intelectualmente para construir una correcta interpretación de ella, y avanzar en su transformación objetiva.
Entre nosotros nadie puede ufanarse de tener resuelto teóricamente el complejo problema de la transición socialista. En su tiempo, el mismísimo V.I.Lenin, que al principio de la Revolución de Octubre creyó tenerlo, tuvo que dar marcha atrás con la NEP planteando el restablecimiento del Capitalismo en Rusia, para luego poder continuar la senda del Socialismo. En nuestro tiempo, salvando las distancias históricas, la Cuba socialista después de 50 años de construcción, con un pueblo heroico, culto y consciente no ha podido desarrollar las fuerzas productivas materiales suficientes como para avanzar a estadios superiores y hoy está obligada a reducir la plantilla de trabajadores del Estado socialista, teniendo que desplazar a la mayoría de ellos hacia el llamado trabajo por cuenta propia, bastante conocido en las economías mercantiles.
Ernest Mandel, Charles Bettelheim, Ernesto Guevara, Carlos Rafael Rodríguez, para citar sólo algunos, en sus polémicas acerca de la Transición Socialista (en las cuales no hubo espacio para descalificación basada en prejuicios ideológico) no pudieron construir una Teoría Científica sobre este problema. Así que, quien pretenda decir que la construyó, sin mostrar ninguna producción teórica sólida y coherente es, cuando menos, un fanfarrón tropical.
No es apelando a estigmas ni a la descalificación con un pretendido lenguaje de clase (por cierto, totalmente desvinculado de la vida diaria de quienes lo profesan) como puede abonarse el camino para la elaboración de dicha Teoría. Tampoco a partir de un enfoque que pretenda sustituir la realidad por la metafísica.
En estos años, lo que hemos denominado transición socialista, socialista bolivariano-cristiano, socialismo del siglo XXI, ha coexistido inevitablemente (nos guste o no, nos mortifique o nos alegre) con el Capitalismo. O es que el grupo Polar no existe, o nació ayer, o el Grupo Cisneros desapareció, y otros tantos vinculados al capital financiero altamente especulativo, que por cierto no depositan sus ganancias en el fondo de eficiencia socialista.
Siempre de mejores resultados reconocer la realidad objetiva (recordemos aquello de que el "marxismo es el análisis concreto de una realidad concreta") en sus múltiples determinaciones, que pretender esconderlas debajo de discursos y fórmulas radicaloide que no generan ningún cambio, a lo sumo no pasan de ser simples testimonios para las capillas ideológicas y los museos de la historia.

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