viernes, 27 de diciembre de 2013

Testigo presencial de la traición de EE.UU. a Sudáfrica. La Comisión Gore-Mbeki (Segunda parte)

Aumentar tamaño del texto Disminuir tamaño del texto Partir el texto en columnas Ver como pdf 27-12-2013

Znet/Green Shadow Cabinet

Traducido para Rebelión por Germán Leyens

Lea la primera parte de “Testigo presencial de la traición de EE.UU. a Sudáfrica: La Comisión Gore Mbeki aquí
Como Secretaria Ejecutiva del Comité Medioambiental de la Comisión Gore-Mbeki, estuve presente en la mesa de negociaciones mientras el recién elegido gobierno de Nelson Mandela formulaba sus políticas ecológicas. Esta posición aseguró un punto de observación especial para una mujer africano-estadounidense que había marchado frente a la embajada sudafricana contra el apartheid. Tuve conocimiento de los diálogos estadounidenses y sudafricanos. Observé que los jefes de la EPA se sentían solidarios con funcionarios blancos afrikáner y sentían sospechas hacia la nueva dirigencia del Congreso Nacional Africano (ANC). De conversaciones con colegas de otros departamentos, supe que la solidaridad EPA/Afrikáner era generalizada. EE.UU. rendía homenaje verbal al gobierno de Mandela mientras canalizaba apoyo a afrikáners de la vieja guardia defensores de la línea dura.
Desde esa perspectiva en 1998, era difícil ver cómo la horrible situación económica en Sudáfrica podía ser diferente si EE.UU. y la comunidad global luchaban por mantener el status quo. Hoy en día, en gran parte debido al éxito en el refuerzo del status quo, hay un 50% de desempleo de la juventud africana, familias blancas poseen cinco veces el ingreso de familias negras, continúa el control corporativo multinacional de la economía y del sector mineral, se reducen los derechos económicos de los africanos –y lo más notable– se abandona la Carta de la Libertad.
Observé cómo el ex viceministro sudafricano de asuntos medioambientales, el general Bantu Holomisa, y su predecesor el difunto viceministro Peter Mokaba resistían valientemente la determinación estadounidense de redefinir los objetivos de la Comisión Gore-Mbeki de la asistencia humanitaria al frenesí de alimentar el sector privado. En reuniones públicas, EE.UU./EPA eran extremadamente acomodaticios pero a puertas cerradas mantenían una estrategia diferente. Aunque yo era Secretaria Ejecutiva del comité medioambiental, la EPA –sin mi conocimiento– envió a un funcionario blanco de la EPA a Sudáfrica para consultar con antiguos dirigentes del apartheid y obtener su ayuda en la apertura de los mercados al sector privado estadounidense. El funcionario de la EPA, en un memorando no clasificado enumera los problemas planteados por los funcionarios del Departamento de Medio Ambiente y Turismo Sudafricano negro (DEAT) respecto a la propuesta privada de la EPA:
“Como sabéis, funcionarios de DEAT (ANC) se han resistido a los acuerdos cooperativos que hemos firmado con el Instituto de Entrenamiento Medioambiental de EE.UU.… Han planteado inquietudes de que la participación del sector privado estadounidense en esos programas amenaza el desarrollo de la incipiente industria medioambiental de Sudáfrica y ayudarían a aumentar las exportaciones estadounidenses que para lograr objetivos medioambientales y económicos sudafricanos.”
El memorando indica que la EPA ha contactado mediante canales extraoficiales a afrikáners que siguen operando dentro del Departamento Medioambiental (gracias a un acuerdo negociado) y ha solicitado orientación sobre cómo proceder. El memorando también informó a la EPA que blancos dentro del Departamento han sido identificados, que trabajarían con funcionarios estadounidenses para defender intereses económicos de EE.UU. La relación paternal entre EE.UU. y la minoría blanca en Sudáfrica sigue siendo operacional aunque ha sido forzada a funcionar oculta en la secuela inmediata de la independencia de Sudáfrica. Un funcionario de la EPA fue enviado a Sudáfrica para actuar en connivencia con afrikáners y desarrollar una estrategia para presionar al nuevo gobierno de Mandela para que abra su economía a las industrias medioambientales de EE.UU. La información fue confirmada ante el tribunal durante mi proceso en el año 2000 en el cual me impuse. (Carol Browner v. Marsha Coleman-Adebayo 2000)
Un colega solidario que observó los fuegos artificiales entre mi persona y la agencia sobre sus oscuros manejos con antiguos funcionarios del apartheid deslizó anónimamente un documento bajo la puerta de mi oficina. Yo no había recibido una copia oficial. El memorando señalaba que un colega y yo no apoyaban los manejos extraoficiales de la EPA con residuos de la era del apartheid – señalando claramente que no se nos podía confiar información confidencial y que nos opondríamos a esfuerzos del gobierno de EE.UU. por presionar a Sudáfrica para que aceptara programas desfavorables del sector privado. Hay que recordar que Gore-Mbeki supuestamente debía suministrar ayuda humanitaria:
“Kathy Washington y Marsha Coleman-Adebayo han expresado preocupaciones de que progresar con esos programas fuera del marco de Gore-Mbeki podría menoscabar otros trabajos que están planificando con DEAT bajo Gore-Mbeki”.
A pesar de preocupaciones expresadas por el ANC en las cuales se oponían a iniciativas del sector privado de EE.UU., la EPA envió funcionarios a Sudáfrica para elaborar estrategias con miembros de la vieja guardia afrikáner que todavía operaban dentro del gobierno de Mandela y elaboraron un plan para imponer puntos de presión dentro del gobierno sudafricano y desde el exterior en EE.UU.
La EPA no operaba en aislamiento de EE.UU. y de la comunidad global. El objetivo era fortalecer los aliados a largo plazo del gobierno de EE.UU., es decir los restos blancos del régimen del apartheid y buscar aliados “amistosos” dentro del nuevo gobierno del ANC que podrían ser asequibles al interés económico de EE.UU. (y en última instancia al suyo personal).
El ANC afrontaba un desafío trágico mientras intentaba implementar la Carta de la Libertad inmediatamente después de la independencia:
“¿Queréis redistribuir la tierra? Imposible – en el último minuto, los negociadores acordaron agregar una cláusula a la nueva constitución que protege toda la propiedad privada, haciendo que la reforma agraria sea virtualmente imposible. ¿Queréis crear puestos de trabajo para millones de trabajadores desempleados? No se puede – cientos de fábricas estaban realmente a punto de cerrar porque el ANC se había adherido al GATT, precursor de la Organización Mundial del Comercio (OMC), que ilegalizó los subsidios a las plantas automotoras y a las fábricas textiles. ¿Queréis entregar medicamentos gratuitos contra el SIDA a los ayuntamientos? Eso viola un compromiso con los derechos de propiedad intelectual bajo la OMC, el que suscribió el ANC sin debate público como continuación del GATT.” - Naomi Klein, The Shock Doctrine: The Rise of Disaster Capitalism
El ANC había sido atrapado entre sus compromisos con las organizaciones monetarias internacionales cuyos objetivos estaban en total oposición a la Carta de la Libertad. La Carta Sudafricana de la Libertad –escrita por miles de sudafricanos bajo la cruel opresión de la supremacía blanca– expresaba los objetivos y visiones más profundos de la nueva Sudáfrica. Adoptada el 26 de julio de 1955, en el Congreso del Pueblo, la Carta de la Libertad comienza con la declaración: “¡El pueblo gobernará!” La declaración exige que:
“El pueblo compartirá la riqueza del país. La riqueza nacional de nuestro país, el patrimonio de los sudafricanos, será restaurada al pueblo, la riqueza mineral bajo el suelo, los bancos y la industria monopolística serán transferidos a la propiedad del pueblo en su conjunto; Toda la industria y el comercio restantes serán controlados para contribuir al bienestar del pueblo. ¡La tierra será compartida entre los que la trabajan! Se terminará con las restricciones y la propiedad de la tierra sobre una base racial, y la tierra será redistribuida entre los que la trabajan para eliminar el hambre y la avidez de tierra.”
Mandela tiene que haber comprendido la diferencia entre librar una lucha por la liberación nacional y la lucha contra las fuerzas del capital global. Si hubiera intentado implementar la Carta de la Libertad, su espalda se hubiera convertido en objetivo y su nombre hubiera sido mantenido en la lista de terroristas de EE.UU. Mandela y sus colegas eran conscientes de que el intento de proceder a implementar la Carta sería considerado como un acto de agresión contra el capital global. Decidieron adoptar políticas económicas neoliberales que han detonado las desigualdades dentro de Sudáfrica. De hecho, el vicepresidente Thabo Mbeki, señalando una rendición total a las demandas del capital global se refirió a sí mismo como “Thatcherista” – identificándose con las políticas económicas conservadoras de la antigua primer ministro del Reino Unido, Margaret Thatcher, quien fue una crítica de Mandela y del ANC.
Se espera que ante la muerte de Mandela, una nueva generación de sudafricanos negros volverán a comprometerse al espíritu e implementación de la declaración de la Carta de la Libertad: “El pueblo gobernará”. Sin una redistribución de la riqueza y la nacionalización de los sectores de los bancos y la minería, la pobreza entre los negros seguirá disparándose fuera de control y otra generación de sudafricanos negros seguirá sufriendo explotación como mano de obra barata. Por mi parte, yo denuncié que la EPA hacía caso omiso mientras una corporación multinacional estadounidense sometía a trabajadores de la mina de vanadio sudafricana a condiciones de trabajo letales. Cualquier cosa menos hubiera sido una traición al sacrificio de sangre de innumerable gente de a pie que ofrendó su vida por la libertad en Sudáfrica.
La Dra. Marsha Coleman-Adebayo sirve como Directora de Transparencia y Responsabilización en la División Democracia de Green Shadow Cabinet.
La Dra. Coleman-Adebayo trabajó en la EPA durante 18 años y denunció a una corporación multinacional estadounidense que puso en peligro a trabajadores en minas de vanadio en Sudáfrica. La exitosa demandad judicial de Marsha llevó a la introducción y aprobación de la primera ley de derechos civiles e informantes del Siglo XXI: la Notification of Federal Employees Anti-discrimination and Retaliation Act de 2002 (La ley No FEAR).
Fuente: http://greenshadowcabinet.us/statements/eyewitness-america%E2%80%99s-betrayal-mandela%E2%80%99s-south-africa-gore-mbeki-commission-part-ii



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