Investig'Action
Traducido del francés para Rebelión por Beatriz Morales Bastos |
¿Estados Unidos está verdaderamente en guerra contra el terrorismo en
África o, por el contrario, lo suscita para servir a sus intereses?
Un Estado que se tambalea
El 11 de octubre el primer ministro libio fue secuestrado brutalmente
para ser liberado horas después. Este secuestro es sintomático de la
situación en el país. El 12 de octubre estalló un coche bomba cerca de
las embajadas de Suecia y Finlandia. Una semana antes fue evacuada la
embajada rusa tras ser invadida por hombres armados. Hace un año pasó lo
mismo en la embajada estadounidense. Encontraron la muerte el embajador
y tres de sus colaboradores. En el pasado otras embajadas también
fueron tomadas como objetivo.
Al igual que en Iraq y
Afganistán, la intervención occidental en Libia ha instaurado un Estado
que se tambalea. Desde la evicción y asesinato de Gadafi la situación de
seguridad del país está lejos de estar controlada. Los atentados a
políticos, activistas, jueces y servicios de seguridad son moneda
corriente. El gobierno central apenas ejerce el control del país.
Milicias rivales imponen su ley. En febrero el gobierno de transición se
vio obligado a reunirse en unas tiendas de campaña tras haber sido
expulsado del parlamento por unos rebeldes encolerizados. El barco que
se hundió cerca de Lampedusa, lo que provocó que se ahogaran 300
refugiados, provenía de Libia, etc.
Libia tiene las
reservas más importantes de petróleo de África, pero a consecuencia del
caos que reina en el país la extracción de petroleo se ha detenido
prácticamente. Ahora el país tiene que importar petróleo para garantizar
sus necesidades eléctricas. A principios de septiembre se saboteó el
aprovisionamiento de agua en Tripoli, lo que provocó escasez de agua en
la capital.
Bases para terroristas islamistas
Pero lo más inquietante es la yihadización del país. Los islamistas
controlan territorios enteros y colocan hombres armados en los controles
de las ciudades de Bengasi y Derna. El personaje de Belhadj lo ilustra
perfectamente. Este ex(por así decirlo)miembro destacado de Al Qaeda
estuvo implicado en los atentados de Madrid en 2004. Tras la caída de
Gadafi se convirtió en gobernador de Tripoli y envió a cientos de
yihadistas a Siria para luchar contra Assad. Actualmente trabaja en la
instauración de un partido conservador islamista.
La
influencia de la yihadización se extiende mucho más allá de las
fronteras del país. El ministro tunecino de Interior considera que Libia
es “un refugio para los miembros norteafricanos de Al Qaeda”. Tras el
desmoronamiento del poder central libio varios tipos de armas pesadas
han caído en manos de todo tipo de milicias. Una de ellas, el Libyan
Islamic Fighting Group (LIFG), cuyo dirigente era Belhadj, llegó a una
alianza con los rebeldes islamistas de Mali. Estos, junto con los
tuaregs, lograron apropiarse del norte de Mali durante algunos meses. La
importante toma de rehenes en un centro de extracción de gas en Argelia
el pasado mes de enero se hizo partiendo desde Libia. Hoy la rebelión
siria se controla desde Libia y la mancha de aceite yihadista se
extiende hacia Niger y Mauritania.
Gracias a la CIA
A primera vista parece que Estados Unidos y Occidente están preocupados
por este aumento de la actividad yihadista en el norte de África. A
ello hay que añadir también Nigeria, Somalia y más recientemente Kenia.
Pero si se observa más atentamente, la situación es más complicada. Una
alianza entre, por una parte, las fuerzas especiales francesas,
británicas, jordanas y cataríes, y por otra grupos rebeldes libios hizo
posible la caída de Gadafi. El más importante de los grupos rebeldes
libios era ciertamente el Libyan Islamic Fighting Group (LIFG), que
figuraba en la lista de las organizaciones terroristas prohibidas. Su
líder, el antes mencionado Belhadj, tenía a sus órdenes a entre dos y
tres mil hombres. Su milicia tuvo derecho unos adiestramientos
estadounidenses justo antes de que empezara la rebelión en Libia.
No es la primera vez que Estados Unidos lo hace. En la década de 1980
se ocupó de la formación y dirección de combatientes islamistas
extremistas en Afganistán. En la década de 1990 lo volvió a hacer en
Bosnia y diez años después en Kosovo. No hay que excluir que los
servicios de información occidentales estén implicados directa o
indirectamente en las actividades terroristas de los chechenos en Rusia y
de los iugures en China.
Estados Unidos y Francia
simularon sorprenderse cuando los tuaregs y los islamistas ocuparon el
norte de Mali, pero no era sino una fachada. Incluso podríamos
preguntarnos si no lo provocaron, como ocurrió en 1990 con Iraq respecto
a Kuwait. Teniendo en cuenta la actividad de Al Qaeda en la región,
cualquier especialista en geoestrategia sabía que la eliminación de
Gadafi provocaría un recrudecimiento de la amenaza terrorista en el
Magreb y en el Sahel. Dado que la caída de Gadafi fue provocada en gran
parte por las milicias yihadistas, a las que dirigió y formó Estados
Unidos, podemos empezar a plantearnos una serie de importantes
preguntas. Para más detalles al respecto, remito a un artículo anterior
mío.
Agenda geopolítica
En
todo caso, a Estados Unidos le conviene la amenaza terrorista islamista
en la zona y en otras partes del continente. Constituye la excusa
perfecta para estar presente militarmente e intervenir en el continente
africano. A Washington no se le escapa que China y otros países
emergentes están cada vez más activos en el continente y debido a ello
constituyen una amenaza para su hegemonía. China es hoy el principal
socio comercial de África. Según el Financial Times , “desde hace tiempo
es controvertida la militarización de la política estadounidense tras
el 11 de septiembre puesto que en la zona se considera que es un intento
por parte de Estados Unidos de reforzar su control de las materias
primas y de contrarrestar el papel comercial exponencial de China”.
En noviembre de 2006 China organizó una cumbre extraordinaria sobre
cooperación económica a la que asistieron al menor 45 jefes de Estado
africanos. Precisamente un mes después Bush aprobaba el establecimiento
del Africom. Africom es el contingente militar estadounidense (aviones,
barcos y tropas) consagrado al continente africano. Lo vimos actuar por
primera vez en Libia y en Mali. Actualmente Africom está activo en 49 de
los 54 países africanos y Estados Unidos tienen bases o instalaciones
militares permanentes en al menos diez países. La militarización de
Estados Unidos en el continente no hace más que extenderse. Reproducimos
a continuación un mapa de su presencia en el continente en estos dos
últimos años. El mapa es bastante elocuente.
En el terreno económico los países del Norte pierden terreno frente a
los países emergentes del Sur y sin duda este es también el caso en
África, un continente rico en materias primas. Cada vez parece mas
evidente que los países del Norte lucharán por medios militares contra
este reequilibrio, lo cual promete para el continente negro.
Traducido del neerlandés al francés por Thomas Halter para Investig'Action
Fuente: http://www.michelcollon.info/Libye-de-Kadhafi-a-Al-Qaida-En.html?lang=fr
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