Para mi tiene la ventaja de que mientras evolucionamos por
consciencia hacia una sociedad sin explotación y solidaria, socialista,
no perdemos el tiempo prohibiendo las empresas capitalistas. Que la
extinga la conciencia. Sí debe prohibirse ya que contaminen, que
prohiban la sindicalización, que el poder adquisitivo de los obreros no
baste para cubrir necesidades individuales y familiares, que imponga
excesivas horas de trabajo y que produzcan productos nocivos para la
salud y adulteren información y calidad, sin olvidar las condiciones de
trabajo de los obreros. Al mismo tiempo se pueden colectivizar los
sectores no productivos, mayoristas y grandes intermediarios. Así los
impuestos a pagar por todos serían menores aunque progresivos.
Con
esto quizá entonces se garantice una mayor velocidad y agilidad en la
reproducción de los medios de producción y distribución y nos acerquemos
al sueño de Marx de una sociedad de abundancia donde repartir según la
necesidad. Una sociedad de abundancia porque con menos nuestra riqueza
social e individual sería mayor en el socialismo. ¿Creía Marx en la
evolución social? Sí, lo llamó extinción progresiva del estado. Quizás
la dictadura del proletariado no fuese el mejor punto de partida para
dicha evolución, quizá el presente fuese el mejor punto de partida. Como
evolucionista no lo dudo. El maximalismo suele ser muchas veces un mal
consejero para transformar la sociedad. Con democracia es más fácil
profundizar la democracia y colectivizarla. Vigila, que sueltan a los
gorilas, como en Honduras, y se acabó el sueño.
Las desventajas, acostumbrarse y no evolucionar por completo a una sociedad sin explotación.
Lo siguiente viene en el manifiesto comunista:
Ser capitalista es ocupar un puesto, no simplemente personal, sino
social, en el proceso de la producción. El capital es un producto
colectivo y no puede ponerse en marcha más que por la cooperación de
muchos individuos, y aún cabría decir que, en rigor, esta cooperación
abarca la actividad común de todos los individuos de la sociedad. El
capital no es, pues, un patrimonio personal, sino una potencia social.
Los que, por tanto, aspiramos a convertir el capital en propiedad
colectiva, común a todos los miembros de la sociedad, no aspiramos a
convertir en colectiva una riqueza personal. A lo único que aspiramos es
a transformar el carácter colectivo de la propiedad, a despojarla de su
carácter de clase.
También tiene la ventaja de que no es necesario estatalizarlo todo, cosa que permite una mayor autogestión por parte de los trabajadores en cada empresa y solucionar los problemas más rápidamente y sobre el terreno. Los trabajadore se sentirán propietarios sin explotar a nadie ni ser explotados y ese sentimiento les hará cuidar la empresa en todos sus ámbitos.
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