sábado, 14 de septiembre de 2013

La Justicia de México consuma la injusticia con Patishtán



Otramérica


Las esperanzas de la sociedad civil han quedado truncadas con el fallo judicial que se conoció el jueves en México y que deniega la libertad al profesor tzotzil Alberto Patishtán. Después de 13 años como preso político, en un país que ni tan siquiera reconoce ese estatus, a Patishtán sólo le queda recurrir al Sistema Interamericano de Derechos Humanos.
“Ni Alberto Patishtán ni nosotros como abogados solicitaremos el indulto” al poder ejecutivo, explica Leonel Rivero, abogado defensor del profesor Patishtán, minutos después de que se conociera el fallo del Primer Tribunal Colegiado con sede en Chiapas, que rechazó el reconocimiento de su inocencia.
Esta era la última posibilidad de que se hiciera justicia dentro de México en el caso de Patishtán Gómez, que lleva 13 años encarcelado y sobre el que pesa una condena de 60 años.
El profesor tzotzil fue acusado de participar en el homicidio de siete policías en el año 2000 en el paraje Las Limas, en Los Altos de Chiapas y, ahora, el tribunal considera: “al resolver el incidente de reconocimiento de inocencia de Alberto Patishtán Gómez, lo declaró infundado debido a que con las pruebas aportadas por el promovente, no se invalidaron las pruebas que sustentan la sentencia condenatoria”, detalló el Consejo de la Judicatura Federal en un comunicado.
“Ahora solamente queda recurrir al sistema interamericano de justicia”, explica Leonel Rivero en entrevista telefónica para Desinformémonos desde Tuxtla Gutiérrez, aunque no pudo confirmar si Patishtán ya conocía ayer del fallo del tribunal.
Gabriela Patishtán, hija del preso político, manifestó ayer en entrevista radiofónica, que el fallo del tribunal “es la prueba de que la justicia no existe en el Estado [de México]” y planteó que la lucha sigue “por el camino que sea”.
Trinidad Ramírez, del Frente de Pueblos en Defensa de la Tierra de Atenco, calificó el fallo de “una porquería para todos los mexicanos”. Ramírez estaba en una vigilia que se instaló en la Ciudad de México desde el 11 de septiembre, frente al Consejo de la Judicatura del Poder Federal, a la espera de la resolución judicial. El Comité por la Libertad de Patishtán insistió en que seguirán luchando para que se haga justicia siempre respetando “lo que él mismo diga. Respetaremos lo que decida”.
El proceso
El pasado 2 de septiembre se abría una vía de esperanza, cuando el Primer Tribunal Colegiado de Circuito con residencia en Tuxtla Gutiérrez, Chiapas, designó a su presidente -Freddy Gabriel Celis Fuentes- como responsable de elaborar el proyecto que resolverá la inocencia o culpabilidad de Alberto Patishtán. A partir de esta designación, se fijó un plazo de 10 días hábiles para que Celis Fuentes y los otros dos magistrados que integran el Tribunal, Manuel de Jesús Rosales Suárez y Arturo Eduardo Zenteno Garduño, resolvieran el caso.
Tal y como recuerda Desinformémonos, “el profesor Alberto Patishtán Gómez es originario de la comunidad de El Bosque, Chiapas. Hasta el momento de su detención, trabajaba para la Secretaría de Servicios Educativos del estado; primero, como director del albergue escolar Nicolás Bravo, en la comunidad El Azufre, municipio de Huitupán, puesto que desempeñó por dos años. Posteriormente, tomó posesión como director de otro albergue, esta vez en la cabecera municipal. A partir de ahí trabajó como educador durante cinco años, tiempo en el que militó en la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación. Por su compromiso político y activa participación, fue integrante del Consejo Central de Lucha en la región norte de Chiapas. De manera paralela, Alberto era presidente de una organización conocida como Sociedad de Solidaridad Social en El Bosque, cuyo principal objetivo era la construcción de alternativas de economía solidaria a través de proyectos productivos, procesos organizativos y el impulso al trabajo comunitario y la defensa de los derechos humanos”.
Sus denuncias ante los malos manejos de las autoridades ejidales y el reconocimiento de la comunidad a Alberto Patishtán como un líder, hicieron del profesor blanco de diferentes ataques que culminaron con su detención arbitraria, acusado de participar en una emboscada a una camioneta propiedad del ayuntamiento de El Bosque -el 12 de junio del 2000- a la altura de la comunidad Las Limas, en la que resultaron ocho agentes de Seguridad Pública del estado muertos y dos heridos, entre ellos el hijo del presidente municipal.
Fuente: http://otramerica.com/radar/la-justicia-mexico-consuma-la-injusticia-niega-la-libertad-patishtan/2991

La escuela pública nació para el pueblo y la privada para los ricos y riquillos




1. Las escuelas fueron siempre para privilegiados en el siglo XIX y parte del XX; fueron para los hijos de las pocas familias que dominaban la política y la economía; pero después de las revoluciones sociales del siglo XX, la escuela se abrió para el pueblo. Los gobiernos tuvieron la obligación de destinar una parte del presupuesto público para mantener las escuelas y pagar el trabajo de profesores con el fin de que todos los niños y jóvenes del país tengan asegurada una educación escolar gratuita y –dado que los gobiernos eran laicos por los antecedentes históricos- se decretó que la enseñanza en México además de pública, debería ser gratuita y laica.  2. Con los funestos antecedentes de que la educación sólo era para privilegiados y contribuía a mantener el sistema de dominación de una minoría aristócrata que despreciaba a la población, la revolución mexicana vino a poner las cosas que estaban de cabeza de pie. ¿Cómo seguir permitiendo que el pueblo trabajador –productor de la riqueza que todos consumimos- no tenga acceso a la educación, a los servicios de salud, a la vivienda y asistencia social? O, como dijo en el siglo XIX el doctor Mora: “El gobierno o el Estado no puede dejar a particulares la educación de las mentes de los niños y los jóvenes si no quiere condenarse”. Así el Estado se responsabilizó.
3. Pero para que no parezca un monopolio cerrado, permitió que particulares abran sus escuelitas para riquillos, pero sólo representando un cinco por ciento de la escuela nacional. Hasta hace 50 años, es decir en los años sesenta, las escuelas confesionales de paga para riquillos eran muy pocas y representaban un pequeño porcentaje de la educación nacional. La escuela pública era suficiente para atender casi toda la demanda educativa. Pero a partir de los ochenta, es decir, con la llegada de las crisis económicas y del neoliberalismo, los gobiernos de De la Madrid y Salinas firmaron acuerdos con el FMI para reducir drásticamente el gasto social en salud, educación, y demás.
4. De acuerdo con la UNESCO en los años 50 se había acordado que cada país aplicara por lo menos un ocho por ciento del PIB a la educación con el fin de que las naciones consoliden su desarrollo. Nunca se puso en práctica esta recomendación y nuestras estadísticas señalan que sólo se aplicó la mitad, es decir, un 3.9, un 4 o un 4.1 por ciento provocando atrasos en educación. Pero a partir de 1982, con las obligaciones del FMI, se comenzaron a congelar y desviar los presupuestos públicos y a impulsar las privatizaciones. Se comenzó a meter en crisis a la escuela pública y al mismo tiempo a impulsar a la escuela privada. Desde entonces se disparó el negocio privado de las escuelas.
5. Los padres de familia, en vez de luchar por una buena educación pública y gratuita, contaminados por la ideología de los riquillos en el sentido de que la escuela pública es para los pobres y los colegios particulares para quienes tienen aspiraciones de progresar, con muchos sacrificios comenzaron a pagar escuelas particulares “muy limpias, disciplinadas y hasta religiosas”. Mientras tanto el gobierno continuaba desatendiendo la educación pública y gratuita y con ello empujando a más familias a que lleven a sus hijos a escuela particulares. Han crecido tanto que de aquel cinco por ciento que se cedió a las privadas, ahora se informa de un 35 a 40 por ciento.
6. En estos días se ha hablado de la imposición del IVA a las cuotas escolares en colegios privados. Fuera de que pudiera haber algunos dueños de escuelas honestos y procupados por la educación, se ha demostrado hasta la saciedad que el 99 por ciento de las escuelas privadas son verdaderos negocios económicos. Hace apenas dos semanas se publicó que de mil y pico de escuelas privadas sólo 19 eran buenas y hoy salió a la luz pública que en México sólo la UNAM (Universidad Pública) destacaba entre las 200 universidades del mundo. El gobierno de México, en vez de seguir impulsando apoyos a las escuelas privadas, tiene la obligación de atender a la educación pública, gratuita y laica.
7. En este contexto debe ubicarse las luchas de los maestros de la Coordinadora (CNTE). Ellos no luchan por intereses particulares egoístas sino por una educación pública y gratuita que esté al servicio del pueblo. Luchan contra una reforma educativa que impone el gobierno que busca privatizar toda la educación alejándola cada vez más de las necesidades de los sectores pobres y humildes que son quienes producen la riqueza que todos consumimos. Así que no quiero pensar si se debe poner IVA o no a lo que pagan los padres por la educación privada a sus hijos. ¿Por qué no apoyar la lucha de los profesores por una escuela gratuita con buen nivel académico para todos los estudiantes?
Blog del autor: http://pedroecheverriav.wordpress,com
Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.

La NSA se hizo pasar por Google para espiar a los usuarios de internet


rt.com


¿Cree que su historia de búsqueda en Google es privada? Pues resulta que no. Al menos si se trata de un Google falso, cuya página es usada por la NSA para interceptar los datos privados de los internautas, según las revelaciones de Edward Snowden.
El método en este caso no se diferencia mucho de una simple conexión que suele realizarse en todo el mundo. En concreto el usuario se conecta primero a un servidor del proveedor de internet, el cual posteriormente redirige su demanda a la red. La NSA interfiere en el funcionamiento del proveedor de la web colocando un clon del buscador. Una vez que el internauta usa ese recurso, automáticamente se redirige el tráfico 'online' a los servidores de esta agencia.

Dichas filtraciones salieron a la luz la semana pasada a través de la cadena de noticias brasileña Globo. El informe denuncia el espionaje de la NSA contra la compañía petrolera estatal de Brasil, Petrobras, mencionando además la intercepción de información de los servicios de Google.

"En cuanto a los recientes informes de que el Gobierno de EE.UU. ha encontrado formas de burlar los sistemas de seguridad, no tenemos ninguna evidencia de que tal cosa ocurra. Proveemos los datos de nuestros usuarios a los gobiernos únicamente de conformidad con la ley", dijo el portavoz de Google Jay Nancarrow.

Los analistas advierten que para la NSA el hecho de visitar un sitio que contradice sus intereses es suficiente para librar el espionaje. "En realidad intentar robar los datos de búsquedas de un usuario suponemos que la NSA lo que pretende, lo que trata es de buscar perfiles de ciertas personas que busquen palabras concretas y que entren en webs determinadas que la NSA considere que forman parte del supuesto 'eje del mal' o que forman parte de algo que no está a favor de sus intereses y tratan de buscar perfiles", comenta el bloguero e investigador de las conspiraciones Jose Luis Camacho.

"Lo hacen sencillamente revisando las búsquedas de aquellas personas que entran en sitios que podíamos denominar sensibles para la NSA", asegura.

Fuente: http://actualidad.rt.com/actualidad/view/105640-nsa--pasar-google-espiar-internet


Nuestro futuro, abastecido con combustibles fósiles



Energía en el mundo de 2040

TomDispatch

Traducido para Rebelión por Germán Leyens

¿Qué especie de fabulosos nuevos sistemas de energía poseerá el mundo en 2040? ¿Qué combustibles suministrarán la mayor parte de nuestras necesidades de energía? ¿Y cómo cambiará eso la ecuación global de energía, la política internacional, y la salud del planeta? Si los expertos del Departamento de Energía de EE.UU. tienen razón, los asombrosos “nuevos” combustibles de 2040 serán petróleo, carbón, y gas natural – y nos encontraremos sobre un planeta ardiente, dolorosamente incómodo.
Es verdad, por cierto, que no es probable que cualesquiera predicciones sobre la situación de los combustibles a casi tres décadas de ahora sean de fiar. Toda suerte de conmociones y desastres en los años por venir hacen que las predicciones a largo plazo sean inherentemente difíciles. Eso, sin embargo, no ha disuadido al Departamento de Energía de producir un exhaustivo retrato del futuro sistema energético del mundo. Conocido como
International Energy Outlook (IEO), la evaluación incorpora proyecciones detalladas de futura producción y consumo de energía. Aunque está repleto de datos estadísticos y de lenguaje técnico, el informe de 2013 provee un cuadro singular e inquietante de nuestro futuro planetario.
Muchos de nosotros quisiéramos creer que, en 2040, el mundo habrá avanzado considerablemente por el camino hacia un futuro industrial verde en el cual las energías solares, eólicas, y renovables suministren la mayor parte de nuestros suministros de energía. El IEO asume algo diferente. Anticipa un mundo en el cual el carbón –el más intenso en carbono de todos los principales combustibles– todavía suministrará más de nuestra energía que las energías renovables, nuclear e hidráulica combinadas.
En el mundo que prevé, el petróleo también seguirá siendo una fuente preeminente de energía, mientras que la fracturación hidráulica y otras técnicas de perforación para extraer combustibles fósiles poco convencionales serán mucho más empleadas que en la actualidad. Las energías eólica y solar también jugarán un rol mayor en 2040 pero –tal como lo ve el IEO– todavía representarán solo una pequeña fracción de la mezcla energética global.
Hay que admitir que International Energy Outlook es un producto gubernamental de este momento con todas las limitaciones que esto implica. Prevé el futuro extrapolando de la situación actual. No es visionario. Sus autores no pueden imaginar grandes adelantos energéticos que aún no han ocurrido, o cambios en las actitudes mundiales que puedan afectar la manera cómo tratamos la energía, o eventos como guerras, desastres ecológicos, y recesiones económicas o depresiones que podrían alterar la situación energética mundial. No obstante, porque evalúa esfuerzos actuales que con seguridad tendrán repercusiones a largo plazo, como las actuales masivas inversiones en todo el mundo en la extracción de petróleo y gas de esquisto, provee un recurso extraordinario para imaginar la crisis energética en nuestro futuro.
Entre sus principales conclusiones hay tres tendencias fundamentales:
· El uso global de energía seguirá aumentando rápidamente, y el consumo mundial total aumentará de 524 cuatrillones [millones de trillones] de BTU (unidades térmicas británicas) en 2010 a unos 820 cuatrillones en 2040, un aumento neto de 56%. (Una BTU es la cantidad de energía necesaria para calentar una libra de agua por un grado Fahrenheit.)
· Una parte creciente de la demanda de energía mundial será generada por los países en desarrollo, especialmente los de Asia. De los casi 300 cuatrillones de BTUs en energía adicional necesaria para satisfacer los requerimientos globales entre ahora y 2040, unos 250 cuatrillones, o 85%, serán utilizados para satisfacer la creciente demanda en el mundo en desarrollo.
· China, que solo recientemente sobrepasó a EE.UU. como el principal consumidor de energía del mundo, representará la mayor parte –40%– del crecimiento en consumo global durante los próximos 30 años.
Puede que esas proyecciones no sean de por sí sorprendentes, pero si son exactas, las consecuencias para la economía global, la política mundial, y la salud y el bienestar del entorno planetario serán asombrosas. Para satisfacer los requerimientos mundiales en constante expansión, los productores de energía se verán obligados a aumentar la producción de cada tipo de combustible fósil en una época de creciente preocupación sobre el papel primordial que esos combustibles juegan en el aumento descontrolado del cambio climático. Mientras tanto, el cambio en el centro de gravedad del consumo de energía de las antiguas potencias industriales hacia el mundo en desarrollo llevará a intensa competencia por el acceso a los suministros disponibles.
Para apreciar integralmente la importancia de las conclusiones del IEO, hay que considerar cuatro tendencias críticas: la sorprendente resiliencia de los combustibles fósiles, el grado en el cual la energía del mundo será suministrada por combustibles fósiles poco convencionales, el aparentemente inexorable aumento global en las emisiones de dióxido de carbono, y cambios significativos en la geopolítica de la energía.
La continua predominancia de los combustibles fósiles
Cualquiera que busque evidencia de que estamos pasando a un sistema basado en fuentes renovables de energía será gravemente desilusionado por las proyecciones en el International Energy Outlook 2013. Aunque se espera que la parte de la energía mundial suministrada por combustibles fósiles disminuya de 84% en 2010 a 78% en 2040, seguirá sobrepasando a todas las demás formas de energía. De hecho, en 2040 la parte proyectada del consumo de energía global suministrada por cada uno de los combustibles fósiles (28% para el petróleo, 27% para el carbón, y 23% para el gas) superará la de todas las renovables, nuclear e hidráulica combinadas (21%).
El petróleo y el carbón siguen dominando la categoría de los combustibles fósiles, a pesar de toda el habla de un aumento masivo en el suministro de gas natural –la así llamada revolución del gas de esquisto– posibilitada por la fracturación hidráulica. La continuación de la supremacía del petróleo puede ser atribuida, en parte, al interminable aumento de la demanda de coches, camionetas y camiones en China, India, y otros Estados ascendientes en Asia. La preeminencia del carbón, sin embargo, parece menos de esperar a primera vista. Considerando el grado en el cual las empresas de servicios públicos en EE.UU. y Europa Occidental eluden el carbón a favor del gas natural, la preeminencia que el IEO le da en 2040 es asombrosa. Pero por cada reducción en el uso de carbón en las naciones industrializadas más antiguas, vemos un inmenso aumento en el mundo en desarrollo, donde la demanda de electricidad asequible supera la preocupación por las emisiones de gases invernadero.
La continua dominación de los combustibles fósiles en la mezcla energética del mundo no solo asegurará la continua dominación de las grandes compañías de combustibles fósiles –tanto privadas como estatales– en la economía de la energía, y también aumentará su influencia política cuando tengan que ver con decisiones sobre nuevas inversiones en energía y política climatológica. Sobre todo, sin embargo, el aumento del consumo de combustibles fósiles llevará a un incremento sustancial en las emisiones de gases invernadero, y todos los desastrosos efectos resultantes.
El ascenso de los “poco convencionales”
Actualmente, la mayor parte de nuestro petróleo, carbón y gas natural proviene de fuentes “convencionales” – depósitos cercanos a la superficie, cercanos a la costa, y dentro de un alcance fácil del transporte y de instalaciones de procesamiento. Pero esas reservas se están terminando a un ritmo rápido y en 2040 –o es lo que dice el informe del Departamento de Energía– no podremos satisfacer más de una fracción de nuestras necesidades. Los suministros de combustibles fósiles serán cada vez más de un carácter “poco convencional” – materiales difíciles de refinar y / o obtenidos de depósitos a gran profundidad, lejos de las costas, o en lugares relativamente inaccesibles. Estos incluyen las arenas asfálticas canadienses, el crudo extra-pesado venezolano, gas de esquisto, petróleo offshore a grandes profundidades y energía del Ártico.
Hasta hace poco, el petróleo y el gas poco convencionales constituían solo una pequeña parte del suministro de energía del mundo, pero esto está cambiando rápidamente. El gas de esquisto, por ejemplo, suministró una parte insignificante del suministro de gas natural en el año 2000; en 2010, había aumentado a un 23%; en 2040, se espera que exceda un 50%. Se esperan aumentos comparables en arenas asfálticas canadienses, crudo extra-pesado venezolano, petróleo de esquisto estadounidense.
Por definición, los combustibles poco convencionales son más difíciles de producir, refinar, y transportar que los convencionales. En la mayoría de los casos, esto significa que se consume más energía en su extracción que en la explotación de combustibles convencionales, y que se emite más dióxido de carbono por unidad de energía producida. Como es especialmente el caso con la fracturación, la extracción de combustibles poco convencionales requiere normalmente significativas infusiones de agua, aumentando la posibilidad de competencia y conflicto entre importantes consumidores de agua respecto al acceso de suministros que, en 2040, serán severamente amenazados por el cambio climático.
Crecimiento inclemente de emisiones de carbono
En 2040, la humanidad estará quemando muchos más combustibles fósiles que actualmente: 673 cuatrillones de BTU, en comparación con 440 cuatrillones en 2010. La continua dominación de los combustibles fósiles, el aumento de la demanda de carbón, y una creciente dependencia de fuentes poco convencionales de suministro solo puede tener un resultado, como deja claro el IEO: un inmenso salto en el dióxido de carbono y otras emisiones de gases invernadero.
El dióxido de carbono es el más destacado de los gases invernadero antropogénicos que son emitidos a la atmósfera, y la combustión de combustibles fósiles es la fuente primordial de ese CO2; por ello, las proyecciones del IEO respecto a emisiones de carbono relacionados con la energía constituyen una parte importante del continuo papel de la humanidad en el calentamiento del planeta.
Y esta es la mala noticia: como resultado de la continua dependencia de combustibles fósiles, se proyecta que las emisiones globales de carbono de la energía aumentarán en un abrumador 46% entre 2010 y 2040, de 31.200 millones a 45.500 millones de toneladas métricas. No se puede encontrar un signo más ominoso del tipo de descontrolado calentamiento global que probablemente tendrá lugar en las décadas por venir que esta sombría cifra.
En las proyecciones del IEO, todos los combustibles fósiles y todas las principales regiones consumidoras contribuyen a este futuro de pesadilla, pero el carbón es el mayor culpable. De las 14.300 millones de toneladas métricas de CO2 que serán agregadas a las emisiones globales durante los próximos 30 años, 6.800 millones, o sea un 48%, serán generadas por la combustión de carbón. Como la mayor parte del aumento del consumo de carbón está ocurriendo en China e India, estos dos países tendrán la mayor responsabilidad por la aceleración del ritmo de calentamiento global. Se espera que solo China contribuya la mitad del CO2 agregado en estas décadas; India, un 11%.
Nuevas tensiones geopolíticas
Finalmente, la edición 2013 de International Energy Outlook está repleta de alusiones a posibles tensiones geopolíticas generadas por estos eventos. De particular interés para sus autores son las implicaciones internacionales de la creciente dependencia de la humanidad de fuentes poco convencionales de energía. Mientras el know-how para extraer recursos convencionales de energía es ahora ampliamente disponible, la tecnología especializada requerida para explotar gas de esquisto, arenas asfálticas, y otros materiales semejantes, lo es mucho menos, dando una clara ventaja económica en el futuro energético proyectado por el IEO a países que poseen esas capacidades.
Una consecuencia, que ya es evidente, es el dramático cambio en el estatus energético de EE.UU. Hace solo unos pocos años, muchos analistas se quejaban de la creciente dependencia de EE.UU. de importaciones de energía de África y de Medio Oriente, con la vulnerabilidad resultante de caos y conflictos en ultramar. Ahora, gracias al liderazgo estadounidense en el desarrollo del esquisto y de otros recursos poco convencionales, EE.UU. se hace menos dependiente de energía importada y se encuentra en una posición más fuerte para dominar el mercado energético global.
En uno de muchos pasajes elogiosos sobre estos eventos, el IEO afirma que una clave para “el aumento de la producción de gas natural han sido los progresos en la aplicación de la perforación horizontal y las tecnologías de fracturación hidráulica, que posibilitaron el desarrollo de los vastos recursos de gas de esquisto del país y contribuyeron durante la última década a la cuasi-duplicación de los cálculos de los recursos de gas natural técnicamente recuperable”.
Al mismo tiempo, el informe afirma que los países productores de energía que no logran dominar las nuevas tecnologías se encontrarán en una desventaja significativa en el mercado de la energía de 2040. Rusia es particularmente vulnerable al respecto: fuertemente dependiente de ingresos del petróleo y del gas para financiar operaciones del gobierno, enfrenta una significativa disminución en la producción de sus reservas convencionales y por lo tanto tiene que volcarse hacia los suministros poco convencionales; su capacidad de adquirir las tecnologías necesarias será, sin embargo, obstaculizada por su maltrato histórico de compañías extranjeras.
También se dice que China enfrenta desafíos significativos en el nuevo entorno energético. Simplemente la satisfacción de la creciente necesidad de energía del país probablemente será un inmenso desafío para sus dirigentes, en vista de la magnitud de sus requerimientos y de los límites de los suministros interiores de China. Como el consumidor de petróleo y gas de más rápido crecimiento del mundo, una parte creciente de sus suministros de energía deben ser importados, planteando el mismo tipo de problemas de dependencia que hasta hace poco mortificaban a los dirigentes de EE.UU. El país posee sustanciales reservas de gas de esquisto, pero al carecer de la experticia requerida para explotarlas, es poco probable que se convierta en un productor importante en los años por venir.
El IEO no discute las implicaciones políticas de todo esto. Sin embargo, altos dirigentes de EE.UU., comenzando por el presidente, han estado afirmando que el dominio estadounidense de las nuevas tecnologías energéticas está contribuyendo a la vitalidad económica de la nación, realzando su influencia en el exterior. “La nueva postura energética de EE.UU. nos permite involucrarnos desde una posición de mayor fuerza”, dijo en un discurso en abril el Consejero Nacional de Seguridad, Tom Donilon, en la Universidad Columbia. “El aumento de los suministros de energía de EE.UU. actúa como un respaldo que ayuda a reducir nuestra vulnerabilidad ante las disrupciones del suministro global y los impactos en los precios. También nos permite tener una mano más fuerte en la continuación e implementación de nuestros objetivos de seguridad internacional.”
El informe del Departamento de Energía evita un lenguaje tan explícito, pero nadie que lo lea podrá dudar de que sus autores piensen en líneas similares. Por cierto, todo el informe puede ser visto como un suministro de munición para los expertos y políticos que argumentan que la ecuación energética global emergente es inusualmente propicia para EE.UU. (mientras, por supuesto, todos ignoren los efectos del cambio climático) – una evaluación que solo puede fortificar a los propugnadores de una posición más agresiva de EE.UU. en el exterior.
El mundo de 2040
El International Energy Outlook 2013 nos permite un vistazo revelador sobre el modo de pensar de los expertos del gobierno de EE.UU. – y su evaluación del mundo de 2040 debiera deprimirnos a todos. Pero que no quepa duda, no se puede decir que nada de esto constituye un cuadro fiable de cómo será el mundo en esa época.
Es probable que muchas de las tendencias proyectadas sean alteradas, posiblemente hasta ser irreconocibles, gracias a eventos imprevistos de todo tipo, sobre todo en el campo del clima. No obstante, las masivas inversiones que se están haciendo actualmente en operaciones convencionales y poco convencionales en petróleo y gas asegurarán que esos combustibles jueguen un papel significativo en la mezcla energética durante mucho tiempo – y esto, por su parte, significa que es probable que los esfuerzos internacionales por disminuir el ritmo del calentamiento global sean frustrados. Del mismo modo, es seguro que la determinación de Washington de mantener la dominación de EE.UU. en la explotación de recursos poco convencionales de combustible, combinada con los deseos de los dirigentes chinos y rusos de participar en la ventaja estadounidense en este terreno, provoque fricción y desconfianza en las décadas por venir.
Si las tendencias identificadas en el informe del Departamento de Energía resultan ser duraderas, el mundo de 2040 sufrirá temperaturas y niveles del mar en permanente aumento, cada vez más tormentas catastróficas, incendios forestales cada vez más intensos, y sequías cada vez más devastadoras. ¿Puede haber, de hecho, una conclusión más triste en cuanto a nuestro futuro que la insistencia del IEO en que los combustibles fósiles no serán afectados por las escaseces de recursos que la humanidad puede enfrentar en las décadas por venir? Gracias a la explotación de tecnologías avanzadas para extraer “energía difícil” globalmente, se mantendrán relativamente abundantes durante décadas.
Por lo tanto ¿cuán fiable es la evaluación del IEO? Personalmente, sospecho que los escenarios resultarán ser mucho menos exactos por una razón suficientemente obvia. A medida que la severidad y destructividad del cambio climático se haga cada vez más evidente en nuestras vidas, cada vez más gente presionará a los gobiernos en todo el mundo para que emprendan cambios radicales en la conducta energética global y limiten el poder de las gigantescas compañías energéticas. Esto, por su parte, llevará a un énfasis sustancialmente superior en la inversión en el desarrollo de sistemas alternativos de energía, más una dependencia significativamente menor de los combustibles fósiles de lo que anticipa el IEO.
Que no quepa duda, sin embargo: de que los grandes productores de combustibles fósiles –las gigantescas corporaciones petroleras, del gas y del carbón– vayan a aceptar este cambio sin oposición. En vista de sus inmensos beneficios y su determinación de perpetuar la era de los combustibles fósiles lo más posible, emplearán todos los medios a su disposición para postergar la era de las energías renovables. En última instancia, sin embargo, los efectos destructivos del cambio climático serán tan severos e inescapables que la presión por adoptar cambios en la conducta energética indudablemente superará la resistencia de la industria de la energía.
Por desgracia, nadie puede ver realmente el futuro y por lo tanto nadie puede saber cuándo tendrá lugar un giro semejante. Pero una realidad simple es que: más vale que pase antes de 2040 o, como se dice vulgarmente: ya metimos la pata.
………….
Michael T. Klare es profesor de estudios por la paz y la seguridad mundial en el Hampshire College y colaborador habitual de TomDispatch.com. Es autor de “ The Race for What's Left: The Global Scramble for the World's Last Resources” (Metropolitan Books) y en edición de bolsillo (Picador). 
[Nota para los lectores: Como la mayor parte de este texto se basa en un solo documento International Energy Outlook 2013, puse menos hipervínculos a las fuentes que es usual en mis artículos. El informe en sí puede ser visto aquí
Copyright 2013 Michael T. Klare
© 2013 TomDispatch. All rights reserved.
Fuente: http://www.tomdispatch.com/blog/175745/

¿Kissinger? ¿En serio?



Common Dreams

Traducido por Silvia Arana para Rebelión

"La ilusión de libertad continuará mientras produzca ganancias continuar con la ilusión. En el momento en que la ilusión sea demasiado cara para mantenerla, ellos simplemente desmantelarán el escenario, bajarán el telón, quitarán las sillas y las mesas, dejando al descubierto la pared de ladrillo del teatro".
Frank Zappa

Disculpen la tardanza: Me tomó más o menos un día recuperarme de la ira que me causó el espectáculo de John Kerry "consultándole" a Henry Kissinger sobre Rusia y Siria, justamente el día del 400 aniversario del golpe de estado de Chile que derrocó a Salvador Allende e instauró el largo y brutal régimen de Pinochet -el golpe orquestado por Kissinger, porque no podían permitir que el capitalismo global sea amenazado por el socialismo democrático; sin escatimar costos, como sigue siendo ahora. ¿Cómo tabular o sistematizar los crímenes de Kissinger? ¿Cuál de ellos encabeza la lista de perversidades? ¿Los más de seis millones de vietnamitas, mayoritariamente civiles, asesinados por los bombardeos, la mayor campaña de bombardeos aéreos en la historia del mundo -3,7 millones de toneladas que es casi el doble de la II Guerra Mundial-, y el primero de muchos otros ataques aéreos, secretos, automatizados e impersonales? ¿Camboya? ¿Laos? ¿Chile? ¿Los kurdos? ¿Los sabotajes a los acuerdos de paz en el Medio Oriente? ¿El hecho de que el responsable por el derrame de tanta sangre inocente no haya respondido por ello? O el hecho de que, esta semana, fue reverentemente "consultado" por, extrañamente, un ex líder contra la guerra y ex adversario sobre cómo proceder con otra guerra como si existiera alguna razón para que cualquier persona del mundo quisiera escucharlo? Escuchen esto. Esta semana, cualquier semana mientras Kissinger siga libre y pisando la tierra: No podemos olvidar. Aquí está el último discurso de Allende, conciso y conmovedor, desde la Casa de la Moneda sitiada, como recordatorio.
Fuente: http://www.commondreams.org/further/2013/09/12-5

En su historial de guerras ha empleado desde agente naranja hasta bombas atómicas contra civiles


Washington no tiene derecho ni legal ni moral de intervenir en Siria



A lo largo de la última década las guerras, las invasiones y otras acciones militares estadunidenses –desde Irak en 2002 hasta ahora Siria– se han justificado en parte para enfrentar la amenaza inaceptable del uso de armas de destrucción masiva, pero los encargados de estas políticas bélicas evaden el hecho de que el país que tiene el arsenal más grande del mundo de este tipo de armas y que ha permitido que sus aliados las obtengan y usen es Estados Unidos.

El único país en la historia en emplear las armas de destrucción masiva más poderosas, las bombas atómicas, contra dos ciudades en Japón (o sea, objetivos civiles) en 1945, que roció incontables toneladas de dioxina (agente naranja), un arma química sobre Vietnam, durante años de conflicto, y quien facilitó la entrega y asistió en el uso de armas químicas por el régimen de Saddam Hussein contra Irán en los 80, ahora insiste en que poseer y usar tales armas es inaceptable.

Mientras Washington negocia con Rusia para obtener su objetivo de anular la capacidad de Siria para emplear armas químicas, afirmando que éstas han sido prohibidas bajo la Convención contra Armas Químicas de 1993 y que entró en vigor en 1997, y continúa justificando una opción militar bajo esa convención, no menciona que Estados Unidos aún no ha cumplido su compromiso con la misma.

Prometió destruir arsenal en 2012 y no lo ha hecho

Estados Unidos conserva un arsenal masivo de armas nucleares (la última cifra oficial es de poco más de 5 mil, en 2009, pero según expertos independientes como la Federación de Científicos Americanos, suman 7 mil 700 –suficientes como para destruir el mundo varias veces) junto con armas químicas. A pesar de los esfuerzos para destruir sus arsenales químicos desde que ratificó la convención (oficialmente ha destruido 90 por ciento de sus armas químicas declaradas), miles de toneladas de armas químicas que Estados Unidos había prometido destruir a más tardar en 2012 siguen en depósitos en los estados de Colorado y Kentucky, y los cálculos oficiales para su eventual destrucción ahora son entre 2018 y 2023.

Este jueves, Siria envió una carta a la Organización de Naciones Unidas informando su intención de sumarse a la Convención. Eso deja a otros seis países que no la han ratificado, entre ellos Israel. Por cierto, aunque nunca se ha reconocido oficialmente, Tel Aviv posee armas nucleares y se puede suponer que también químicas, pero por ahora nadie insiste en que también sea obligado a someterse a inspecciones ni mucho menos entregar sus armas a las autoridades internacionales.

Mientras tanto, aunque mucha de la retórica del gobierno de Barack Obama y otros en la cúpula política enfatiza que Estados Unidos no puede ignorar ni tolerar el uso de armas químicas tanto por la violación de normas internacionales como por razones de seguridad nacional, ese no siempre ha sido el caso. De hecho, según documentos oficiales de la CIA recientemente desclasificados y otra evidencia, citados por Foreign Policy, Washington no sólo no protestó contra un ataque con armas químicas mucho mayor que el de Siria, que mató a decenas de miles, sino que fue cómplice en el ataque.

En 1988, a finales de la larga guerra entre Irak e Irán, el gobierno estadunidense entregó imágenes de satélite y mapas, entre otra información, sobre la ubicación de tropas iraníes al gobierno de Saddam Hussein, sabiendo que se usarían para lanzar ataques con armas químicas (gas mostaza y sarín) y con la justificación de que cualquier cosa era necesaria para asegurar la derrota de Irán. Pero Washington estaba enterado del uso de armas químicas por Irak en esa guerra desde 1983. Foreign Policy afirma que esta documentación es equivalente a una admisión oficial estadunidense de complicidad en algunos de los ataques de armas químicas más atroces jamás lanzados.

Más aún, los gobiernos de Ronald Reagan y George H.W. Bush (padre) facilitaron la compra de material para armas químicas a Irak, algo documentado primero por el Washington Post en un amplio reportaje en 2002. El gobierno de Reagan, desde 1983, había decidido fortalecer y apoyar al régimen de Hussein, algo que fue encargado al recién nombrado enviado especial de la Casa Blanca a la región, Donald Rumsfeld.

El mismo Rumsfeld, ya como secretario de Defensa del gobierno de George W. Bush (hijo) estaría encargado de lanzar la guerra contra Irak y su viejo aliado Hussein, con la justificación de que ese régimen tenía armas de destrucción masiva (aunque resultó que ya no tenían las que Rumsfeld y el gobierno de Reagan le habían ayudado a conseguir).

En 1988 Hussein empleó armas químicas otra vez, ahora contra los kurdos en Irak, o sea, contra su propia población. El gobierno estadunidense, aun considerando a Hussein un aliado estratégico en el región, no llamó a que el mundo condenara los hechos ni propuso imponer sanciones.

Un par de décadas antes, en 1970, el Senado estadunidense reportó que Estados Unidos ha arrojado una cantidad de químico tóxico (dioxina) equivalente a seis libras por persona de la población en Vietnam, recuerda el reportero de investigación y corresponsal de guerra John Pilger en un artículo en The Guardian. Esta operación no sólo tuvo efecto inmediato, indica, sino que él ha visto generaciones de niños con deformidades físicas extremas como resultado, algo que el secretario de Estado John Kerry podrá recordar, como veterano condecorado de esa guerra. Pilger escribe que Estados Unidos también utilizó armas con uranio agotado y fósforo blanco en la guerra en Irak.

Vale recordar que el uso de armas químicas en guerras fue declarado ilegal desde 1925 por el Protocolo de Ginebra, después de los horrores de los gases empleados en la Primera Guerra Mundial.

Chris Hedges, otro corresponsal de guerra, y ganador del Premio Pulitzer, señaló recientemente que los israelíes han empleado fósforo blanco, algo que quema al cuerpo sin poder detenerlo, y que las fuerzas armadas salvadoreñas también lo emplearon contra su población cuando él cubrió esa guerra, pero Washington, en estos casos, no dijo nada. “Creo que moralmente Estados Unidos no puede argumentar su caso… no tenemos ningún derecho legal ni moral para intervenir (en Siria) en este momento como acto de castigo. No tenemos la credibilidad moral para hacerlo”.

Fuente: http://www.jornada.unam.mx/2013/09/13/mundo/022n1mun


Kerry, Kissinger y el otro 11 de septiembre



Democracy Now!


Mientras la intervención militar del Presidente Barack Obama en Siria parece haberse postergado por el momento, llama la atención que el Secretario de Estado de Estados Unidos, John Kerry, se haya reunido el 11 de septiembre con uno de sus predecesores, Henry Kissinger, supuestamente para hablar de la estrategia de las próximas negociaciones sobre Siria con funcionarios rusos. La reunión entre Kerry y Kissinger y la oposición pública al ataque a Siria, que ambos apoyan, deberían mirarse a través del espejo de lo sucedido el 11 de septiembre, pero de 1973.
Aquel día, hace 40 años, el presidente democráticamente electo de Chile, Salvador Allende, fue derrocado violentamente mediante un golpe de Estado que contó con el apoyo de Estados Unidos. El General Augusto Pinochet asumió el control del país y dio inicio a diecisiete años de un régimen militar de terror, en el que más de 3.000 chilenos fueron asesinados y desaparecidos, alrededor del mismo número de personas que murieron el 11 de septiembre de 2001. Allende, que era socialista, contaba con mucho apoyo popular en su país, pero sus políticas eran el anatema de las élites de Chile y Estados Unidos, por lo que el entonces Presidente estadounidense, Richard Nixon, y su Secretario de Estado y asesor de seguridad nacional, Henry Kissinger, apoyaron el intento de derrocarlo.
El papel que desempeñó Kissinger en la planificación del golpe de Estado en Chile en 1973 queda más claro a medida que pasan los años y surgen nuevos documentos, que el propio Kissinger intentó mantener en secreto. Peter Kornbluh, de la organización sin fines de lucro National Security Archive (Archivo de Seguridad Nacional), ha revelado las pruebas durante años, y recientemente actualizó su libro “Pinochet: los archivos secretos”. Kornbluh me dijo que Kissinger “fue el principal responsable de idear la política para derrocar a Allende e incluso de apoyar a Pinochet y las violaciones de los derechos humanos que ocurrieron durante su régimen”. Afirmó que Kissinger “presionó a Nixon para que asumiera una política agresiva, pero encubierta, para lograr derrocar a Allende, desestabilizar su capacidad de gobernar y generar lo que Kissinger denominó 'un clima golpista'”.
El régimen de Pinochet fue violento, represivo y un aliado cercano de Estados Unidos. Pinochet formó alianzas con otros regímenes militares de América del Sur, que crearon el “Plan Cóndor”, una campaña de terrorismo de Estado y asesinatos coordinados en Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Paraguay y Uruguay. El Plan Cóndor incluso llegó a las calles de Washington D.C. cuando, el 21 de septiembre de 1976, el ex embajador chileno en Estados Unidos durante el gobierno de Allende, Orlando Letelier, fue asesinado junto a su asistente, un ciudadano estadounidense llamado Ronni Moffitt, en un atentado con coche bomba perpetrado por la policía secreta de Pinochet en la zona de las embajadas, a apenas unas cuadras de la Casa Blanca.
Finalmente, tras la creciente condena mundial y la resistencia no violenta dentro del país, el régimen de Pinochet se vio obligado a realizar un plebiscito en el que se decidiría si Pinochet debía continuar como dictador en Chile. La población rechazó al gobierno de Pinochet con un “NO” rotundo, y dio paso a la actual era democrática en Chile.
Al menos dos ciudadanos estadounidenses fueron asesinados durante el golpe de 1973. Charles Horman y Frank Teruggi viajaron a Chile para ser testigos de la experiencia democrática que se estaba desarrollando en el país. Trabajaban como escritores y periodistas. Su secuestro y asesinato por parte de las fuerzas de Pinochet, con la posible colaboración del Gobierno estadounidense, fueron representados en la película “Desaparecido” del director Costa Gavras, con Jack Lemmon y Sissy Spacek como protagonistas. En Chile, la película “Desaparecido” fue prohibida por el régimen de Pinochet. Con motivo del 40 aniversario del golpe de Estado, la viuda de Charles Horman, Joyce Horman, realizó una ceremonia conmemorativa en la ciudad de Nueva York. El evento fue organizado por la fundación Charles Horman Truth Foundation y atrajo a cientos de personas, muchas de las cuales formaron parte del Gobierno de Allende, perdieron familiares durante la dictadura, o se vieron obligadas a exiliarse de Chile durante aquellos terribles años.
Entre los asistentes estaba Juan Garcés, un ciudadano español que fue asesor personal del Presidente Allende. Garcés estaba con Allende en el Palacio de la Moneda el 11 de septiembre de 1973. Poco antes de que el palacio fuera bombardeado por la fuerza aérea, Allende acompañó a Garcés a la puerta y le dijo que saliera y le contara al mundo lo que había sucedido aquel día.
Allende murió durante el golpe, y Garcés apenas logró escapar de Chile con vida. Años después presentó una denuncia penal contra Pinochet, y finalmente logró que se lo arrestara en Gran Bretaña en 1998, donde Pinochet permaneció detenido durante 504 días. Si bien finalmente Pinochet pudo regresar a Chile, más tarde fue procesado allí y tuvo que afrontar un juicio y la prisión. Murió en 2006 bajo arresto domiciliario a los 91 años de edad.
Hoy en día, Juan Garcés considera que hay alarmantes similitudes entre la represión en Chile y las actuales políticas estadounidenses: “Realizan entregas extraordinarias, ejecuciones extrajudiciales. Tienen centros de detención secretos. El recurso de habeas corpus es ineficaz. Me preocupa mucho que los mismos métodos que se utilizaron en Chile durante la dictadura, con el conocimiento y el apoyo del Gobierno de Nixon y Kissinger, ahora se estén utilizando en muchos países, con otra excusa, con el apoyo de Estados Unidos. Considero que es algo muy peligroso para todos”.
En lugar de reunirse con Kissinger para buscar asesoramiento, John Kerry debería apoyar la paz y consultar a personas como Garcés, que han dedicado su vida a luchar por esa causa. El único motivo por el que se debería buscar a Henry Kissinger es para llevarlo ante la justicia, al igual que Pinochet.
Amy Goodman es la conductora de Democracy Now!, un noticiero internacional que se emite diariamente en más de 750 emisoras de radio y televisión en inglés y en más de 400 en español. Es co-autora del libro "Los que luchan contra el sistema: Héroes ordinarios en tiempos extraordinarios en Estados Unidos", editado por Le Monde Diplomatique Cono Sur.
Texto en inglés traducido por Mercedes Camps. Edición: María Eva Blotta y Democracy Now! en español, spanish@democracynow.org

viernes, 13 de septiembre de 2013

Reacciones al discurso de Obama No a la guerra





El martes 10 de septiembre el presidente de EE.UU. Barack Obama pronunció un discurso en defensa de un ataque militar contra Siria. Admitió -a regañadientes- que la propuesta de Putin de una solución diplomática podría ser viable si Assad entrega las armas químicas. El objetivo primordial del discurso fue persuadir a los ciudadanos que se oponen a la guerra contra Siria, que según todas las encuestas son una mayoría -dos tercios de la población. En reconocimiento explícito al amplio rango de oposición a la guerra, se dirigió "a aquellos en la derecha, que se oponen a la guerra; a aquellos en la izquierda que se oponen a la guerra, les pido que vean los videos de los niños gaseados por el brutal gobierno de Assad".
Otro factor condicionante de este discurso, fue que Obama consultó al Congreso en busca de aprobación para la guerra. Pero el conteo de intención de votos, de senadores y de diputados se inclina categóricamente por el No a la intervención. Ante el prospecto de un fracaso y para intentar ganar tiempo, Obama anunció que el voto del Congreso se pospondría.
Obama fundamentó su llamado a la guerra contra Siria, en el rol de EE.UU. como "sostén de la seguridad global". Siria, según su razonamiento, debe ser bombardeada porque su gobierno usó armas químicas contra civiles. No se refirió a las serias dudas sobre la autoría de esos atentados. Ni presentó evidencia alguna que respaldara su reclamo de que dichos atentados fueron cometidos por el gobierno sirio.
Como lo señala, entre otros, el periodista David Lindorff, las repetidas amenazas verbales de Obama del uso de fuerza contra Siria, constituyen en sí mismas una infracción al derecho internacional. Más aún cuando van acompañadas de la movilización de buques de guerra en el Mediterráneo Oriental, el Mar Rojo y el Golfo Pérsico alistados para disparar cientos de misiles en Siria. Las amenazas de uso de fuerza del gobierno de Obama constituyen una infracción al Artículo 51 de la Carta de las Naciones Unidas -pero EE.UU. no tendrá que responder ni por esta ni por ninguna otra infracción al derecho internacional, al menos en el presente.
Obama, a la par de reclamar que el papel de EE.UU. es de "sostén de la seguridad global", dijo que "EE.UU. no es la policía del mundo". Este discurso de dos filos, aparentemente esquizofrénico, no es más que un recurso para disuadir a los sectores mayoritarios de la población que no están de acuerdo con una nueva intervención militar. Por ello, se identifica aparentemente con los que rechazan el rol policial de EE.UU. y a partir de allí, promueve la guerra como "deber humanitario". Un recurso demasiado transparente, dirán algunos, pero ha funcionado en el pasado con diferentes gobiernos estadounidenses. Quizás no funcione esta vez porque tanto va el cántaro a la fuente... Y, fundamentalmente, porque existe una sólida oposición a la guerra entre la población, que reclama que su gobierno se enfoque en mejorar las condiciones de empleo, de salario, de atención médica, de salud, de vivienda, de justicia racial, de inmigración.
Reacciones al discurso de Obama
Noam Chomsky - reconocido intelectual y opositor político en entrevista con Amy Goodman de Democracy Now!:
"Sería una buena idea mirar los videos del ataque con gas en Siria. También deberíamos mirar las fotos de los fetos con malformaciones en los hospitales de Saigón, una tragedia que sigue ocurriendo décadas después de que John F. Kennedy lanzara ataques a gran escala usando armas químicas contra Vietnam del Sur, 1961, fumigando ese país con Agente Naranja, un compuesto de dioxina. La dioxina es uno de los agentes cancerígenos más potentes. [...] O podemos mirar las fotos de los fetos con deformidades en Fallujah, blanco de ataque de los marines de EE.UU. en noviembre de 2004, donde mataron a miles de personas, asolaron la ciudad, usaron armas -de características desconocidas que dejaron residuos radiactivos de un nivel que los epidemiólogos estimaron similares a los de Hiroshima. Sus efectos en la alta incidencia de cáncer, de fetos con deformidades, de niños devastados por horribles malformaciones, también debemos mirar eso. Esas son las maneras en las que EE.UU. se han conducido como garantes de la seguridad global durante siete décadas. [...]
La idea de que EE.UU. haya introducido e impuesto principios en el derecho internacional, ni siquiera puede considerarse como una broma. Estados Unidos ha llegado tan lejos que hasta vetó resoluciones del Consejo de Seguridad sobre el respeto al derecho internacional. Eso sucedió en la década del 80 con Reagan. No se señaló ningún país por su nombre, pero era evidente que la intención era pedir que EE.UU. respetara el derecho internacional, posteriormente al rechazo estadounidense de la resolución de la Corte Mundial que lo condenó por el uso ilegal de fuerza -esto significa terrorismo internacional- contra Nicaragua. De hecho, EE.UU. se ha comportado como un país al margen de la ley, el principal estado delincuente, que ha cometido las más graves infracciones contra el derecho internacional, negándose a aceptar las convenciones internacionales. Hay poquísimas convenios internacionales que hayan sido aceptados por EE.UU., y los pocos que ha firmado lo ha hecho con el condicionamiento de que no sean aplicables a EE.UU. -incluso la convención contra el genocidio. EE.UU. se ha auto-otorgado el permiso para cometer genocidio. Y eso fue aceptado por la Corte Internacional de Justicia. En el caso de Yugoslavia vs. OTAN, uno de los cargos fue genocidio. EE.UU. apeló ante la corte, diciendo que, según la ley, EE.UU. tiene inmunidad ante el cargo de genocidio, que está auto-inmunizado, y la corte lo aceptó, entonces el caso siguió adelante contra los otros países de la OTAN sin incluir a EE.UU. [...]
Es asombroso, debería ser asombroso que un presidente de EE.UU., que es además un abogado constitucionalista, un graduado de la Escuela de Derecho de Harvard, diga cosas como estas, con total conocimiento de que los hechos son exactamente lo opuesto. Y hubo millones y millones de víctimas que pueden atestiguarlo. Justo hoy, es una fecha importante, el 40 aniversario del derrocamiento de la democracia parlamentaria de Chile, con ayuda sustancial de EE.UU., porque insistimos en apoyar a una dictadura viciosa, que se convirtió en un centro internacional de terror [...] Ahora, el cuadro presentado por el presidente Obama es -ni siquiera merece el nombre- un cuento de hadas. [..] EE.UU. es un estado militarista violento. Ha estado involucrado en acciones militares por todas partes. Invadió Vietnam del Sur, prácticamente destruyó Indochina, invadió Irak, estimuló el conflicto sunita-chiíta, que ahora está haciendo jirones la región. EE.UU. pasa rápidamente a la acción militar de manera unilateral. A veces consigue aliados que lo acompañen. En el caso de Siria, ni siquiera pudo lograrlo. EE.UU. está auto-inmunizado frente al derecho internacional, que prohíbe la amenaza y el uso de fuerza. Por ello, cuando el presidente Obama dice repetidamente que todas las opciones están sobre la mesa con respecto a Irán, sus palabras constituyen una violación del derecho internacional. Al hacer una amenaza del uso de fuerza, comete una infracción al derecho internacional, y lo hace porque se ha auto-inmunizado, se ha puesto al margen de ese delito... ¿Podemos pensar en cualquier otro país que use la fuerza militar a nivel internacional en una escala ni remotamente similar a la de EE.UU. durante estas siete décadas -en las que, según Obama, EE.UU. ha sido un sostén de la seguridad global?"
Internacional Action Center (Centro Internacional de Acción, IAC, según sus siglas en inglés). Esta organización surgió en 1992, para organizar la movilización contra la guerra en Irak [1] .
La declaración del IAC dice que el discurso que Obama contenía las mismas mentiras que el gobierno estadounidense ha venido repitiendo sobre Siria para justificar una intervención armada, lo que demuestra que la guerra podría ser postergada pero que la intención sigue vigente. Dice que la mayor mentira es que Assad aceptó entregar las armas químicas porque EE.UU. representa 'una amenaza militar creíble'. Sostiene que lo que ha sucedido en realidad es que los militaristas del Pentágono, los representantes de los intereses de Wall Street, se toparon con "muro gigante de resistencia". Se vieron forzados a retroceder por el momento. Agrega que en la coyuntura en que quedaba claro que el gobierno de Obama no recibiría el voto de apoyo para intervenir militarmente en Siria de la Cámara de Representantes, el gobierno de EE.UU. aceptó la propuesta rusa de que el gobierno sirio entregue las armas químicas, como un repliegue táctico. Y que esta circunstancia debe ser aprovechada por el movimiento antiguerra para movilizarse. Advierte de que los objetivos del 1% (los más ricos del país) no han cambiando ni una coma. De igual manera alertan de que el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas y el Congreso van a intentar poner a Siria en la misma situación en la pusieron a Irak en 2003. Y que sin importar lo que haga Siria, EE.UU. va a reclamar que dicho país no está cumpliendo con lo pactado.
Finaliza haciendo un llamado al movimiento contra la guerra para que se unifique en torno a una reivindicación; la demanda del desarme unilateral del Pentágono: EE.UU. posee la mayor cantidad de armas convencionales, nucleares y químicas del mundo. Sostiene que:
Solo el pueblo movilizado puede detener la guerra, que el gobierno de EE.UU. seguirá intentando librar contra Siria.
La población estadounidense se ha opuesto a la guerra en un momento de altas tasas de desempleo, pobreza, injusticias raciales.
El presupuesto público debe ser usado para crear empleo, no para la guerra.
Nota:

[1] El IAC fue fundado por el reconocido abogado por los derechos civiles Ramsey Clark. Se propone construir coaliciones amplias de las organizaciones de base (de trabajadores, de minorías raciales y de género, de inmigrantes, de jóvenes y estudiantes) para oponerse a las guerras de EE.UU. en el extranjero, y para luchar contra el racismo y la explotación económica de los trabajadores dentro de EE.UU.
Rebelión ha publicado este artículo con el permiso de la autora mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.

La vía democrática al socialismo 40 años después de Allende




No cabe ninguna duda que Latinoamérica atraviesa un momento de transformaciones sin precedente. Es desde América Latina que se están planteando importantes contribuciones a los debates globales sobre algunas de las cuestiones más acuciantes del momento. Latinoamérica se ha puesto al frente del debate en torno a la deuda externa del Tercer Mundo, a la crisis ambiental, a la crisis de la democracia representativa y sobretodo, al cuestionamiento del actual modelo económico. Latinoamérica, en este último punto, ha hecho dos grandes contribuciones al actual escenario político mundial: por una parte, cuestionó el dogma neoliberal a través de la irrupción de una serie de movilizaciones de masas desde mediados de la década de 1980 que tuvieron su punto de clímax con las guerras del agua y del gas en Bolivia (2000-2003) y el “Argentinazo” (2001), con muchos otros hitos (el zapatismo, el Caracazo, las movilizaciones indígenas del Ecuador, los sin tierra de Brasil, las movilizaciones cocaleras en los Andes, etc.). La otra gran contribución de América Latina al debate político internacional ha sido la rehabilitación del socialismo a partir de las experiencias de los gobiernos ‘progresistas’ en Venezuela, Ecuador y Bolivia, pero también a partir de otras experiencias locales como la de los presupuestos participativos en ciertas partes de Brasil. Hecho, por lo demás, extraordinario dada la profundidad de la reacción del pensamiento único (Nuevo Orden Mundial, Consenso de Washington, Fin de la Historia) en el período inmediato al término de la Guerra Fría.
El experimento de la “vía chilena al socialismo” implementado en el gobierno de la Unidad Popular (UP), encabezada por Salvador Allende Gossens (1970-1973), de una u otra manera, es un referente importante para los procesos que hoy se viven en América Latina, tanto por el carácter sui generis que tuvo el socialismo de la UP así como por la marca neoliberal que tuvo el régimen militar del general Pinochet, quien derrocó a Allende aquel fatídico 11 de Septiembre de 1973. El legado allendista era un punto de referencia crucial para el fallecido dirigente venezolano Hugo Chávez, quien no ahorraba palabras para explicar la importancia de esa experiencia en el desarrollo del “socialismo del siglo XXI” –el cual, claramente, tiene más en común con Allende que con Lenin. Por otra parte, hablar del neoliberalismo es imposible sin referirse a la dictadura pinochetista, la cual, pese a toda la retórica sobre la “libertad” de los mercados, se impuso originalmente en uno de los regímenes más autoritarios que ha habido alguna vez en el hemisferio. Así, se demostró que la “mano invisible” del mercado necesita, la mayor parte del tiempo, la mano de hierro de un Estado armado hasta los dientes, que a sangre y fuego, disciplina a la población para permitir un respeto irrestricto a las “reglas del juego” según las ha definido el gran capital.

¿Qué democracia? ¿Qué socialismo?
Pero así como hay continuidades entre el allendismo y el “socialismo del siglo XXI”, también hay importantes diferencias. La más obvia se deriva del contexto en el cual ambas se desarrollan. Mientras los gobiernos que hoy desarrollan el elástico concepto del “socialismo del siglo XXI” han llegado al poder por la vía democrática-electoral, al igual que Allende, en todos los casos las elecciones se realizaron en un contexto de profunda crisis de hegemonía por parte de las elites tradicionales (venezolanas, bolivianas y ecuatorianas). Esta crisis fue el resultado directo de la dislocación absoluta de las economías nacionales gracias a la implementación del neoliberalismo. Y esta crisis redundó en un desgaste de las instituciones y en una pérdida de base social de apoyo de partidos que ya no reflejaban la realidad social de países en un proceso de cambio vertiginoso: este desgaste institucional y crisis de hegemonía es lo que resonó en la ubicua consigna “que se vayan todos”. Morales y Correa ganan las elecciones después que varios presidentes son derrocados en sendas protestas populares; en el caso de Venezuela, Chávez fue elegido después de un descalabro social de proporciones durante el Caracazo y después de un fallido intento de golpe de Estado. Cierto es que Allende también ganó en medio de una crisis social profunda, pero que no afectó los equilibrios de poder entre las clases. De hecho, Allende ganó las elecciones con un estrecho margen que reflejaba el esquema tradicional de los “tres tercios” de la política chilena: un tercio para la izquierda, un tercio para la derecha, y un tercio para los partidos de centro. Al carecer del margen del que sí gozaron Chávez, Correa y Morales, su espacio para la reforma radical fue notablemente más restringido.
De hecho, la Democracia Cristiana [1] forzó a Allende a adherirse a un “Estatuto de Garantías Constitucionales”, en el cual se comprometía el régimen a no tocar la Constitución -el gobierno de la UP nació con una camisa de fuerza del que ningún otro gobierno anterior padeció. La diferencia con los gobiernos “socialistas del siglo XXI” no es menor, pues, a diferencia de Allende, lo primero que hicieron en todos los casos fue modificar las reglas del juego mediante la declaración de una asamblea constituyente, donde se delinearon las bases para un concepto más inclusivo y participativo de la democracia, así como para una concepción más social de la economía. Allende, en cambio, tuvo la desventura de haber sido democráticamente elegido con un mandato socialista y haber muerto, durante el asalto militar al Palacio de la Moneda, defendiendo la Constitución de 1925 y la democracia de una clase capitalista que no vaciló en arrojarla al tacho de la basura y gobernar por decreto hasta que Pinochet hizo una nueva carta magna, a su antojo, en 1980.
Cierto es que el pueblo transformó la consigna del “poder popular” en práctica después del fallido “paro patronal” de Octubre de 1972, floreciendo cordones industriales y ocupaciones de fábricas, en juntas de consumo y control de precios contra el acaparamiento, en comités de barrio y campesinos, etc. Sin embargo, estas experiencias, que fueron fruto directo de la presión de los de abajo, no tuvieron mayor estímulo del gobierno, que seguía fundándose en los pilares constitucionales para el desarrollo de su experiencia. El “doble poder” siempre es molesto y genera contradicciones, pero en cierta medida, las actuales experiencias del “socialismo del siglo XXI” se apoyan más en él que el allendismo, llegando a ampliar el concepto de democracia, desgastado por el abuso que los regímenes neoliberales han hecho de él, a una democracia de carácter participativo, o como en el caso ecuatoriano, estableciendo al poder ciudadano como un pilar del Estado.
Cuatro décadas más tarde, no sólo el mismo concepto de democracia ha sido revitalizado y renovado, sino que lo mismo ha ocurrido con el socialismo. Ya en la misma época de Allende, la concepción etapista, que priorizaba el desarrollo de las fuerzas productivas por sobre las relaciones sociales de producción, que enfatizaba más la técnica que las personas, era cuestionada por sectores de la izquierda chilena, como lo deja entrever un artículo publicado en esos años por la revista Punto Final: “al hablar de socialismo se habla de industrialización y de ingreso por persona; al hablar de la ‘transición al socialismo’ se supone gradual y sin conflicto; la ‘Técnica’ (…) resuelve todos o casi todos los problemas, problemas que parecen ser puramente económicos, y la economía crece sobre la base de exportar mayor volumen y productos más elaborados y de comprar equipos y tecnología en el exterior. Todo esto es posible gracias a que se estatiza parte de los medios de producción y a que el aparato estatal lo controla en parte un equipo de hombres de buena voluntad.”[2] Hoy en día, las experiencias “socialistas del siglo XXI” han llevado el debate más allá de lo cuantitativo y han incorporado importantes cambios paradigmáticos, como la incorporación del Sumak Kawsay, o política del “buen vivir”, en su programa político, o el decreto sobre los derechos de la Pacha Mama, o “Madre Tierra” en la constitución boliviana. Todo esto es un cuestionamiento radical a las nociones rígidas de desarrollo y crecimiento tanto de la derecha como de la izquierda más tradicional, de las cuales la experiencia de Allende jamás se desprendió [3].

Redefiniendo el camino hacia la democracia y el socialismo
Allende fue una víctima de su tiempo, tanto por las circunstancias internacionales que favorecieron el golpe cívico-militar, con pleno respaldo de EEUU, que acabó con su gobierno, como por la concepción misma del socialismo en que enmarcó su proyecto político. La terrible paradoja de su sacrificio (un socialista murió defendiendo la democracia capitalista) nos abrió un camino –si hay derrotas que son fecundas para la historia, esta es una de ellas. Su experiencia nos entrega valiosas lecciones, tanto en sus aciertos como en sus desaciertos, para superar las experiencias pasadas, aprender de ellas sin repetir mecánicamente. Sin embargo, su ejemplo de compromiso político, su incuestionable ejemplo moral y su convicción última en que, “más temprano que tarde, se abrirán las grandes alamedas por las que transite el hombre libre”, permanecen como una inspiración para quienes hoy apostamos a la construcción de una sociedad al servicio de las personas y la vida, construidas por las personas, donde el poder de decisión radique en las personas y donde las enormes riquezas sociales sean administradas por las personas, teniendo en mente las generaciones por venir y en la preservación de la vida en el planeta.
Allende es un camino incompleto, que el pueblo sigue construyendo a su andar. Que siguió construyendo con el ciclo de movilizaciones populares que convulsionaron a Chile en el período 1983-1986, de marcado carácter anti-neoliberal, que fue secuestrado por tecnócratas centristas que la redujeron a su faceta anti-dictatorial. Así llegamos a un largo letargo inaugurado en 1990 con una “democracia” descafeinada, sin pueblo, sin debate, sin vida, sin contradicciones. Y de ese letargo seguimos saliendo golpe a golpe: con los golpes de los Mapuche en el sur del país, con los golpes del movimiento estudiantil que durante una década ha estado sacudiendo la conciencia nacional; y por último, con los golpes de una nueva generación de sindicalistas que retoman las banderas del cambio social profundo. Un camino que también es universal, y lo mismo lo pueden seguir transitando hoy en Santiago de Chile, como en Caracas o en las plazas de Egipto. 40 años después, puede ser que estemos redefiniendo el camino, el concepto de democracia y de socialismo; pero Allende seguirá siendo un punto de referencia obligado para todos quienes soñamos con un mañana mejor.


NOTAS:
[1] Partido que en 1973 fue crucial para que el pinochetismo llegara al poder y que en 1990 llegó “democráticamente” al poder, al mando de un Estado que técnicamente era democrático, pero que conservaba los pilares económicos –neoliberalismo- y políticos –la constitución de 1980- del pinochetismo.
[2] “Capitalismo de Estado, una etapa del proceso” JVH, Revista Punto Final nº147. 21 de diciembre de 1971. La revista Punto Final fue un foro amplio de izquierda revolucionaria, con una clara cercanía con el MIR y con las corrientes foquistas latinoamericanas (pese a que publicaba un espectro bastante más amplio de la izquierda), que se editó en Chile desde 1965 hasta el mismo día del golpe de Estado, el 11 de Septiembre de 1973. Ese día, la revista circuló hasta las 9am, hora en la cual el régimen militar la decretó ilegal.
[3] No es el objetivo de este artículo discutir qué tan coherentes han sido los gobiernos boliviano o ecuatoriano con esta política, sino señalar sencillamente que ha habido un cambio paradigmático en la concepción de un modelo de sociedad alternativo.

(*) José Antonio Gutiérrez D. es militante libertario residente en Irlanda, donde participa en los movimientos de solidaridad con América Latina y Colombia, colaborador de la revista CEPA (Colombia) y El Ciudadano (Chile), así como del sitio web internacional www.anarkismo.net. Autor de "Problemas e Possibilidades do Anarquismo" (en portugués, Faisca ed., 2011) y coordinador del libro "Orígenes Libertarios del Primero de Mayo en América Latina" (Quimantú ed. 2010).
Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.

"Mientras Siria se suicida Israel y EE.UU. disfrutan del espectáculo"

Aumentar tamaño del texto Disminuir tamaño del texto Partir el texto en columnas Ver como pdf 13-09-2013

Entrevista al intelectual estadounidense Noam Chomsky


Ceasefire

Traducido para Rebelión por J. M.

En una entrevista exclusiva para Ceasefire, el renombrado intelectual Noam Chomsky habla con Frank Barat sobre la situación actual en el Oriente Medio, en particular la crisis en Siria, las negociaciones de paz entre Israel y los palestinos y el papel del poder de EE.UU. en la región.
¿Cuál es la definición de las negociaciones entre Israel y Estados Unidos y por qué la Autoridad Palestina continúa prestándose?
Desde el punto de vista de EE.UU., las negociaciones son, en efecto, un camino para que Israel continúe su política de tomar sistemáticamente todo lo que quiera en Cisjordania, mantenga el asedio brutal de Gaza, separe Gaza de Cisjordania y, por supuesto, ocupe los Altos del Golán sirios, todo con el pleno apoyo de EE.UU. Y el marco de las negociaciones, igual que en los últimos veinte años de la experiencia de Oslo, simplemente ha proporcionado una tapadera a esta situación.
Según su opinión, ¿por qué la Autoridad Palestina continúa jugando este juego una y otra vez?
Probablemente, en parte, por desesperación. Podemos preguntarnos si es la decisión correcta pero no tiene muchas alternativas.
Entonces, ¿definitivamente la AP acepta ese marco para sobrevivir?
Si se niega a acoplarse a las negociaciones que proponen los Estados Unidos, su base de apoyo se derrumbaría. Sobrevive esencialmente a base de donaciones. Israel se ha asegurado de que no tenga una economía productiva. Es una especie de lo que se llamaría en Yiddish una "Sociedad Schnorrer": pide prestado y vive de lo que pueden conseguir.
Si tiene otra una alternativa no queda claro, pero si rechazan la demanda de EE.UU. de acudir a las negociaciones en condiciones totalmente inaceptables, su base de apoyo se erosionaría. Y no tiene apoyo -externo- suficiente para que la élite palestina pueda vivir de una manera bastante decente -a menudo pródiga– en su estilo de vida, mientras la sociedad que la rodea se derrumba
¿Entonces sería negativo el derrumbe y desaparición de la AP, después de todo?
Depende de lo que la reemplazase. Si se permitiera a Marwan Barghouti, por ejemplo, unirse a la sociedad de la forma en que lo hizo, por ejemplo, Nelson Mandela, podría tener un efecto dinamizador en la organización de una sociedad palestina que podría presionar por demandas más importantes. Pero recuerda, no tienen muchas opciones.
De hecho, si nos remontamos al principio de los Acuerdos de Oslo, hace 20 años, había negociaciones en curso, las negociaciones de Madrid, en las que la delegación palestina estaba encabezada por Haider Abdel-Shafi, una figura muy respetada de la izquierda nacionalista Palestina. Abdel-Shafi se negaba a aceptar los términos de los Estados Unidos e Israel, que les permitían fundamentalmente la continuidad de la expansión de los asentamientos. Se negó, por lo que las negociaciones se estancaron sin llegar a ninguna parte.
Mientras tanto Arafat y los palestinos del exterior fueron paralelamente a Oslo, ganaron el control y Haider Abdel-Shafi se opuso de forma tan contundente que ni siquiera se presentó a la dramática ceremonia sin sentido donde Clinton sonreía mientras Arafat y Rabin se estrechaban las manos. Abdel-Shafi no se presentó porque se dio cuenta de que era una traición absoluta. Pero se basaba en principios y por lo tanto no podía llegar a ninguna parte a menos que consiguiera un importante apoyo de la Unión Europea, los Estados del Golfo y en última instancia de los Estados Unidos.
¿Qué cree que está realmente en juego en Siria en este momento y qué significa para la región en general?
Bueno, Siria se está suicidando. Es una historia de terror y cada vez va peor. No hay una salida en el horizonte. Lo que probablemente sucederá, si esto sigue así, es que Siria será dividida en tres regiones, una región kurda -que ya se está formando- que podría desgajarse y unirse de alguna manera al semiautónomo Kurdistán iraquí, tal vez con algún tipo de acuerdo con Turquía.
El resto del país se dividiría entre una región dominada por el régimen de Assad -un régimen brutal horrible- y otra sección dominada por las diversas milicias, que van desde lo extremadamente dañino y violento hasta lo secular y democrático. Mientras tanto, Israel está observando y disfrutando del espectáculo. Si nos fijamos en el New York Times de esta mañana hay una cita de un funcionario israelí que expresa esencialmente su alegría por ver a los árabes masacrándose unos a otros.
Sí, he leído eso
Para los Estados Unidos, así está bien, no quieren otro tipo de salida. Si los EE.UU. e Israel hubieran querido ayudar a los rebeldes –y no lo hacen- podrían hacerlo incluso sin la intervención militar. Por ejemplo, si Israel fuera a movilizar fuerzas en los Altos del Golán (por supuesto, son los Altos del Golán de Siria, pero por ahora el mundo tolera más o menos o acepta la ocupación ilegal de Israel). Si iban a hacer eso, sería obligar a Assad a mover fuerzas hacia el sur lo que aliviaría la presión contra los rebeldes. Pero no hay ningún indicio siquiera de eso. Asimismo, no están dando ayuda humanitaria a la gran cantidad de refugiados que sufren, no están haciendo ningún tipo de cosas simples que podrían hacer.
Todo lo cual sugiere que tanto Israel como Estados Unidos prefieren exactamente lo que está sucediendo, tal como informaba el NYT esta mañana. Mientras tanto Israel puede celebrar, en su condición de lo que llaman una "ciudad en la jungla". Hubo un interesante artículo del editor de Haaretz, Aluf Benn, que escribió acerca de cómo los israelíes van a la playa, disfrutan y se congratulan de ser una "ciudad en la jungla" mientras las bestias salvajes de afuera se desgarran entre sí. Y, por supuesto, Israel bajo esta imagen no está haciendo nada excepto defenderse. Les gusta esa imagen y los EE.UU. tampoco parecen muy descontentos con ella. El resto es calentamiento.
¿Entonces se puede hablar de un ataque de los EE.UU., cree que ocurrirá?
¿Un bombardeo?

Bueno, es una especie de debate interesante en los Estados Unidos. La ultraderecha, los extremistas de derecha, que son una especie de espectro internacional, se opnen, aunque no por las razones que me gustan. Se oponen porque, "¿por qué debemos dedicarnos a resolver los problemas de los demás y perder nuestros propios recursos?" Están literalmente preguntando, "¿quién va a defendernos cuando nos atacan, ya que nosotros mismos estamos dedicados a ayudar a otros países en el extranjero?” Esa es la ultraderecha. Si nos fijamos en la derecha "moderada", gente como por ejemplo David Brooks del New York Times, está considerado un comentarista intelectual a la derecha. Su punto de vista es que el esfuerzo de los EE.UU. de retirar sus fuerzas de la región no está teniendo un "efecto moderador". Según Brooks, cuando las fuerzas de Estados Unidos están en la región, eso tiene un efecto moderador, mejora la situación, como se puede ver en Irak, por ejemplo. Pero si vamos a retirar nuestras fuerzas, entonces ya no somos capaces de moderar y mejorar la situación.
Esa es la visión normal de la derecha intelectual en la corriente principal, los demócratas liberales y otros. Así que hay un montón de dichos acerca de "¿debemos ejercer nuestra 'responsabilidad de proteger'?" Bueno, sólo echar un vistazo a los registros de los EE.UU. sobre la "Responsabilidad de Proteger". El hecho de que incluso decir estas palabras revela algo ciertamente insólito en los EE.UU. y, de hecho, en la cultura moral e intelectual de Occidente.
Esto es, aparte del hecho en sí, una grave violación del derecho internacional. La última línea de Obama es que él no estableció una "línea roja", sino que la estableció el mundo por medio de sus convenios sobre la guerra química. Bueno, en realidad, el mundo tiene un tratado, que Israel no ha firmado y que los EE.UU. ha descuidado totalmente, por ejemplo cuando apoyó el uso realmente horrible de Saddam Hussein de armas químicas. Hoy esto se utiliza para denunciar a Saddam Hussein, ignorando el hecho de que no sólo se toleraba sino que, básicamente, con el apoyo del Gobierno de Reagan. Y, por supuesto, la convención no tiene mecanismos de aplicación.
Tampoco existe lo que se denomina "Responsabilidad de Proteger", eso es un fraude perpetrado en la cultura intelectual de Occidente. Hay un concepto, de hecho dos: una aprobada por la Asamblea General de la ONU, que se refiere a la "Responsabilidad de Proteger", pero no ofrece ninguna autorización a cualquier tipo de intervención, excepto en las condiciones de la Carta de las Naciones Unidas. Hay otra versión, que se aprobó sólo por parte de Occidente, los EE.UU. y sus aliados, que es unilateral y dice que dicha responsabilidad permite la "intervención militar de las organizaciones regionales en la región de su autoridad sin la autorización del Consejo de Seguridad".
Bueno, traducido al inglés, esto significa que proporciona la autorización a los EE.UU. y la OTAN de utilizar la violencia dondequiera que elijan, sin autorización del Consejo de Seguridad. Eso es lo que se llama "responsabilidad de proteger" en el discurso occidental. Si no fuera tan trágico, sería ridículo.
Gracias, profesor Chomsky.
Esta entrevista tuvo lugar en la tarde del viernes 6 de septiembre de 2013. La transcripción que hizo Ceasefire fue ligeramente alterada por motivos de legibilidad según la versión audio. Se realizó en colaboración con Le Mur a Des Oreilles, echa un vistazo a sus programas de audio mensuales en lemuradesoreilles.org.
Frank Barat es coordinador del Tribunal Russell sobre Palestina. Su libro Gaza in Crisis: Reflections on Israel’s War Against the Palestinians, con Noam Chomsky e Ilan Pappe, ya está disponible. La edición francesa del libro, publicado en 2013, cuenta con una extensa entrevista a Stephane Hessel.

Noam Chomsky es profesor emérito de lingüística y filosofía del Instituto Tecnológico de Massachusetts en Cambridge.
Fuente: http://ceasefiremagazine.co.uk/noam-chomsky-syria-descends-suicide-israel-enjoying-spectacle/
rCR

jueves, 12 de septiembre de 2013

Resultados de las privatizaciones en Costa Rica







Para nadie es un misterio la forma en que los distintos gobiernos de los últimos treinta años, más o menos, se han dedicado a privatizar ciertas funciones y actividades que anteriormente realizaban organizaciones gubernamentales. En algunos casos realizaron las acciones de privatización en absoluto silencio y desconocimiento de la ciudadanía, en otros amparados bajo el engaño que sufrimos durante el gobierno de Oscar Arias, y que tiene que ver con el Tratado de Libre comercios y las leyes conexas que aprobó posteriormente la Asamblea Legislativa, y finalmente en otros no se logró porque al conocerlo la ciudadanía se lanzó a las calles para impedir el “negociado” que se ocultaba tras la decisión política. La privatización en Costa Rica adquirió modalidades diferentes a como se realizó en otros países, en donde se realizaron auténticas ferias para los mejores postores, a precios de feria, eso sí, de forma descarada y abierta. Y los resultados son conocidos por todos los latinoamericanos. Acá se optó por modalidades más o menos solapadas, pero igualmente efectivas.
Pero antes debo aclara un punto. La privatización de determinadas actividades que anteriormente realizaba el Estado y que no correspondían a la naturaleza de su función, debe ser aceptada como correcta. El problema surgió cuando los políticos y sus socios empresariales descubrieron que detrás de determinadas actividades y funciones se escondían pingues negocios que, si eran manejados con habilidad, rendirían ganancias enormes para los involucrados. Y allí la sed de riquezas y la codicia privaron por encima del interés público.
Entre las modalidades “silenciosas”, que se iniciaron con una constante propaganda en contra del Estado, acusándolo de ineficiente, burocratizado e inepto, a fin de preparar mentalmente a la ciudadanía para que acepte la aniquilación de la organización pública, cosa que se sigue ahora mencionando cuando conviene a algún interesado, se encuentran el debilitamiento de esas organizaciones a fin de que no puedan llevar a cabo sus funciones, ya sea quitándoles recursos o potestades, eliminando personal progresivamente y dejándolas morir lentamente hasta su esperada desaparición. Allí entran modalidades como lo que se ha hecho con la Caja Costarricense del Seguro Social, el Patronato Nacional de la Infancia, el Concejo Nacional de la Producción y muchos más.
Lo interesante de este asunto es la responsabilidad política de los hechos. Si se aceptaba la burocratización de la administración pública, en su peor sentido, la salida era el proceso de modernización sistemáticamente implementado, a fin de mejorar su funcionamiento y el cumplimiento de sus obligaciones. Pero no, el negocio estaba detrás y resultaba más importante para esa dupla políticos/empresarios que ansiaban “apoderarse” de ciertas actividades indispensables para la ciudadanía y lucrar con ellas.
Un ejemplo perfecto de estas acciones lo constituye el Ministerio de Obras Públicas y Transportes. Y para nadie es desconocido que se han realizado toda clase de acciones desde los distintos gobiernos de estos años, para ir restándole vigencia y responsabilidades, a través de la concesión de obra pública, por un lado, y mediante la realización de contratos multimillonarios, como los celebrados para la construcción y mantenimiento de la red vial nacional, así como las instalaciones portuarias, aeroportuarias y otras.
Y la escusa es siempre la misma: que la legislación vigente complica y retrasa enormemente la realización de obras. ¡Esta es la escusa preferida de los funcionarios responsables, incluso en las Municipalidades! Pero no se menciona jamás que las empresas contratadas incumplen los contratos, realizan obras chapuceras (Autopistas del Valle) o abandonan sus responsabilidades contractuales (como el mantenimiento contratado con la empresa Hernán Solís), pero, eso sí, continúan cobrando religiosamente los contratos. Y para peor de males, los políticos en el gobierno, como el actual Ministro de Obras Pública, no solamente miente al justificar el daño ocasionado por el derrumbe de un tramo de la carretera de circunvalación, sino que además premia a la empresa responsable del mantenimiento –que no cumplió a pesar de que se le estaba pagando por ello- con mil quinientos millones de colones para la realización de la reparación de un daño que podría haberse evitado, si la empresa hubiera cumplido con su obligación.
Otro ejemplo emblemático es la Caja Costarricense del Seguro Social, a donde llegaron a dirigirla políticos que venían con la clara instrucción de debilitarla en todos los campos, y traspasar funciones, mediante contratos, a empresarios privados de la salud. Recordemos lo de los aceleradores lineales y otros casos. Y se creó la crisis por la cual todavía atraviesa, a pesar de los esfuerzos realizados por la presión de la ciudadanía.
Pero el daño no está solamente allí, sino también en la utilización de las organizaciones autónomas como la CCSS para “colocar” allí decenas de miles de correligionarios políticos, en puestos burocráticos, aumentando la planilla inútilmente y restándole fondos para el remozamiento de instalaciones y equipos.
Para aquellos que aún no lo han entendido, debemos recordarles que la defensa de la sanidad pública de Costa Rica es en contra de intereses económicos de grupos empresariales que lo que pretenden es, bajo la utilización de eufemismos tales como la “externalización de la gestión de servicios públicos”, buscan su propio lucro desde el intento de conversión de un bien público en un negocio privado. Esto es una estafa, un engaño, uno más de los políticos neoliberales que han estado en el poder desde hace ya bastantes años, del que ya no nos extrañamos. Es la política del "todo vale", sobre todo si hay un enriquecimiento personal y de los correspondientes "amigos". Es la estafa que se nos está intentando vender con la privatización progresiva de la CCSS, y que atenta contra nuestros derechos fundamentales.
Como mencioné en un artículo anterior, quiero repetir ciertas ideas. Según como demuestran absolutamente todas las encuestas de opinión hechas en otros países, desde hace muchos años, la percepción pública respecto a las mal llamadas privatizaciones (luz, telefonía, agua, seguridad social) y los contratos de concesión administrativa (autopistas, puertos, aeropuertos, etc., etc.) es que todos han sido actos turbios y repudiables, nacidos del engaño, marcados por la arbitrariedad rampante, totalmente faltos de transparencia, indeleblemente manchados de corrupción y además absolutamente injustificados y contraproducentes.
Se privatizaron empresas rentables, pretextando eficiencia. Hoy, donde se realizaron privatizaciones masivas, se tienen servicios muchísimos más caros e ineficientes, pasto de las arbitrariedades de monopolios y oligopolios privados, que abusan a sus anchas, con la connivencia del Estado. Porque para colmo, las entidades gubernamentales que deberían luchar por derechos ciudadanos son meras oficinas inútiles, pintadas en la pared o copartícipes (por acción u omisión) del abuso del cual resultamos víctimas todos.
Las conclusiones de todas investigaciones llevadas a cabo en aquellos países (como Perú, por ejemplo) revelan la impúdica e ilícita transferencia de recursos del Estado a favor de personas naturales y jurídi­cas del sector privado, valiéndose de variados procedimientos vedados, tanto en las operaciones de transferencia como en la disposición arbitraria de fondos provenientes de la cooperación internacional, así como irregularidades en el otorgamiento de liberaciones y normas de excepción, donaciones y demás. Se determinó que hubo fuga, dispendio, mal uso o apropiación ilícita, sólo como consecuencia de las irregulares operaciones privatizadoras que no respondieron a un plan de desarrollo nacional. En efecto, siguen señalando las investigaciones, la venta de las más importantes y rentables empresas del Esta­do fue efectuada de la manera más sospechosa, irresponsable, vertiginosa y sin control de ningún tipo. De igual forma, que los contratos de concesión de obra pública estuvieron llenos de actos corruptos, latrocinio descarado y contratos leoninos.
Pues bien, en esta Costa Rica que no avanza, sino que camina hacia atrás, la fiebre de las privatizaciones y concesiones se está incrementando, pero los políticos y los medios de comunicación no dicen nada, porque allí está “el negocio”. La experiencia de las tres reformas latinoamericanas de los sistemas de salud pública, por ejemplo, que han seguido la orientación neoliberal indica que es una política equivocada, que puede fácilmente incrementar la inequidad, aumentar costos, y dificultar la implementación de políticas sanitarias nacionales. En países de bajos y medianos ingresos, por tener recursos más limitados, es aún más importante ser cautelosos al decidir las funciones y programas que deberían protegerse de forma especial frente a la voracidad neoliberal que aún recorre el continente.
Lo más terrible y diríamos hasta criminal lo constituye el no traslado de fondos, a los que obliga la ley, a organizaciones dedicadas a programas sociales, como el Patronato Nacional de la Infancia, al que se le deben mil doscientos millones de colones, como nos hemos enterado recientemente, por ausencia de giro de los fondos que le corresponden. Y aquello de la “red de cuido” no resultó una ocurrencia más de este gobierno inútil y corrupto, cuando en silencio dejaba morir a una organización dedicada legalmente a una de las funciones más claras: el cuidado de la niñez en peligro social o abandono.
Sobre la concesión de obra pública los ejemplos sobran. Lo único que funciona es el Aeropuerto Juan Santamaría con la nueva empresa norteamericana, todo lo demás resultó una soberana porquería. Hospitales mal construidos, carreteras chapuceras y con errores de construcción evidentes, como la de San José a Caldera. Y el colmo de los colmos, que gracias al levantamiento popular se detuvo, resultó la ampliación (¿maquillaje?) de la carreta a San Ramón. Aunque todavía está de por medio el pago gracioso de cuarenta millones de dólares a la empresa, basándose en un contrato de nulidad absoluta, que desea realizar este gobierno a la empresa concesionaria, porque de seguro allí están las comisiones que les pagarían a los políticos involucrados en el negociado.
La conclusión es simple. Existen ciertas funciones del Estado que no pueden “privatizarse” ni “concesionarse”, y el límite es de índole política. Cuando se traspasa la frontera de lo aceptable para cada país, la sospecha de corrupción es grande y muy probablemente comprobable. Lo que si entra dentro de esta categoría, debe llevar un control estatal sumamente rígido, porque está hartamente demostrado que es la empresa privada la más corrupta de todas las organizaciones y que además es corruptora de funcionarios públicos. Y finalmente, que la mediocridad mental y profesional de quienes nos han gobernado en los últimos decenios, pero que encontraron en las corrientes neoliberales un asidero idóneo para enriquecerse a costa del erario público, es lo que ha llevado a este país al desastre en que nos encontramos.
Por ello, es válido preguntarle a los candidatos presidenciales y sus equipos de campaña, cuando dentro de poco entraremos a plena justa electoral, cuáles son sus criterios sobre estos temas. Los ciudadanos tenemos la obligación y el derecho de conocer sus criterios, para no volver a caer en el engaño a que hemos estado sometidos en los últimos decenios. Ya no es el momento de tragarnos las ruedas de molino de esta mafia neoliberal que nos ha gobernado, por nuestra estupidez, desde hace tantos años. Es el momento de la conciencia, de la movilización social, de la organización ciudadana, en contra de la corrupción prevaleciente, pues de otra forma los niveles de pobreza se incrementarán exponencialmente.
Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.